28 noviembre, 2006

Sociedad escindida (una reflexión).*

*(artículo para Capgros.com)

Tengo la intuición, que creo bastante real, que en nuestras sociedades opulentas y acomodadas se está produciendo una escisión en el cuerpo social. Hay un evidente grueso de población que vive bien. Los “signos externos de riqueza” lo indican: Casas, coches, vacaciones, restaurantes, consumo en general,..., van en la marcha general de la economía, a todo trapo. Incluso, publicaciones “progresistas” hacen obscenos suplementos de lujo y despilfarro. Pero, ¿Este grueso es muy amplio o mayoritario? No, ciertamente. Paralelamente, creo que hay otro grueso de población que pese a tener resueltas las necesidades primarias, hecho no muy difícil hoy en día, sufre y vive con angustia. Y crece el mal humor. ¿Puede llegar a producirse una revuelta? ¿Se manifestará aisladamente? Y si pasa, ¿Qué?

Frente esta situación, posible o hipotética, hay dos posiciones. La que piensa que si crece el conjunto las desigualdades no son un problema, y la que piensa que el mantenimiento o incremento de las desigualdades será una rémora por el desarrollo colectivo.

Situado personalmente en la segunda posición y repasando algunos problemas sociales pienso que habría que actuar enérgicamente en algunos frentes. El Estado del Bienestar (enseñanza, sanidad, pensiones) está logrado. Pero, ¿Está bien logrado para las condiciones del mundo de hoy? O, ¿Está logrado para situaciones ya superadas? ¿Hay nuevas fronteras que atender?

La compleja economía del mundo de hoy tiene muchas consecuencias más allá de las estrictas relaciones laborales. De estas también sería preciso hablar mucho. Retribuciones desiguales según calificación; jornadas y horarios de trabajo; inadecuación de conocimientos; ciclos vitales de las empresas; fraccionamiento de la producción y distribución de bienes; aparición de nuevas actividades;...

Pero, quisiera apuntar tres aspectos de la vida cotidiana que afectan de forma distinta al grupo al que las cosas le van razonablemente bien y al grupo que no le van tan bien. La diferencia está en los recursos económicos, que disponen unos y otros.

La movilidad obligada como factor de crispación y enojo social.
La vivienda como lugar por desarrollar la vida más allá del trabajo.
La enseñanza como necesidad vital, a todas edades, para estar en el mundo.

Del mismo modo que tiempo atrás dar seguridad y oportunidades era conveniente para las circunstancias que había, ahora, logrados aquellos retos, debemos fijarnos en nuevas fronteras que ensanchen las perspectivas de los ciudadanos/as y especialmente den esperanza y sosiego a los más desfavorecidos. Si queremos una sociedad en que todos estén, donde todo el mundo se sienta incluido, en la que haya una gran participación social y política, debemos quitar el lastre que representa para amplias capas de la población las desazones que las afectan más allá de la comida y el vestido, la actual escuela, la sanidad o las pensiones.

El mundo de hoy es suficiente rico para ofrecer a sus habitantes más que la simple supervivencia. Les puede dar amplias perspectivas de realización, pero para esto hay que afrontar otros retos.

No obstante, no dejan de ser paradójicas estas preocupaciones de las sociedades ricas frente la miseria que todavía hay en grande parte del planeta, o las consecuencias ambientales que se derivan de nuestro modelo de sociedad. Estos son otros temas a considerar.

Madrid, 22 de noviembre.

14 noviembre, 2006

Nueva colaboración periodística.

El Director de Noticias.com, Humberto Salerno, me pide si puedo colaborar de vez en cuando en su medio con un artículo de opinión sobre aspectos de economía y sociedad. Con mucho gusto.
Esta es el primer envío que hago y me publican.


La demanda de vivienda.

El elevado ritmo de la construcción en España es motivo de continuadas dudas. ¿Es excesivo? ¿Ha tocado techo? ¿Hay sobre valoración en los precios? ¿La burbuja está a punto de estallar? Y muchas más preguntas: sobre endeudamiento de las familias, sobre ocupación efectiva de las nuevas viviendas,… al margen de las derivadas sobre la ocupación de suelo, quizá abusiva o excesiva.
No se vislumbran respuestas ciertas y a mi parecer este ritmo va a continuar. El elevado volumen de la riqueza acumulada y el también elevado nivel de renta alcanzado en nuestras ricas sociedades occidentales, medido en términos globales, unido a las condiciones financieras existentes, (bajos tipos de interés y largos plazos de amortización) favorecen la demanda. Pero hay que añadir más factores.
Demográficos: El incremento de población en España en los últimos años, debido en gran parte a la inmigración, se ha producido sin tensiones especiales en la vivienda. En otras palabras no hemos visto crecimientos chabolistas como hubiera podido esperarse. Se ha producido una movilización, o rentabilización, de capitales que seguramente estaban desaprovechados, que probablemente en gran parte, se están reinvirtiendo en el propio sector.
Sociológicos: La decidida reducción del núcleo familiar derivada de los nuevos conceptos de convivencia independiente. Los mayores se quedan solos, los jóvenes, que pueden, que los hay, se establecen por su cuenta, familias monoparentales,…Esto conlleva que con la misma población el número de viviendas crece, y puede que mucho. Pasar de 4 habitantes por vivienda a 3, como exponen algunas estadísticas, representa que puede haber un 25% más de viviendas con la misma población.
También en el ámbito sociológico hay que considerar la demanda de vivienda por parte de extranjeros, mejor dicho no nacionales españoles, que desean, como primera, o como segunda vivienda, tener un lugar al sol de España. Las posibilidades son numerosas una vez alcanzado el umbral de riqueza y renta que disponen amplias capas de la población de la Unión Europea.
Psicológicos: La vivienda como reserva de activos seguros. La piedra siempre estará allí donde se construya, incluso si baja de valor, hecho que históricamente no se ha producido. Aquí podríamos justificar desde la reconstrucción de pueblos y aldeas originarios, a las nuevas construcciones de complejos residenciales de esparcimiento y ocio.
Como la base de estos factores, y otros más que se podrían considerar (el debate sobre los factores de especulación también hemos de tenerlo presente), está en el volumen de renta, nivel de riqueza y reparto de las mismas que existe en la actualidad en nuestras sociedades, creo que difícilmente van a desaparecer las causas que empujan la demanda de vivienda en nuestro país.
Es cierto que la desigual disposición de renta y riqueza entre la población genera problemas, importantes, en determinadas capas de población que no pueden seguir el ritmo, o no pueden tener las mismas oportunidades de estar en este mercado. Pero tenemos que separar convenientemente los segmentos para comprender la dinámica del fenómeno analizado. Crecientes capas de población, que por algún motivo u otro pueden presionar, o acceder con una cierta facilidad al mercado inmobiliario, y otras capas, que no sé si estamos en condiciones de evaluar exactamente, más allá de los titulares periodísticos, que no pueden acceder a él.
Pero la consideración de los que no pueden acceder ha de ser motivo de otro tipo de análisis, seguramente de políticas públicas sobre el tema, más allá del mercado propiamente dicho y sus factores de evolución.
Madrid, 8 de noviembre.

Retos y oportunidades*

*(artículo para Capgros.com)

Los ciudadanos ya han hablado. Yendo a votar, o no yendo. Manteniendo, o cambiando el voto de otras veces. Favoreciendo o castigando las opciones que se presentaban. Ya estamos en proceso de proclamación y constitución de la nueva composición del Parlamento de Cataluña. Ahora, serenémonos un poco que hasta la semana de los tres jueves (la de la Constitución) no tenemos que ser continuada portada fija en los medios.

Era de esperar con mucha certeza que el resultado conduciría a la necesidad de coaliciones para gobernar. La misma noche electoral las teníamos sobre la mesa. Con el resultado conocido, un posible gobierno en minoría se había desvanecido. De las coaliciones posibles, tres, los partidos de izquierdas han optado por repetir la fórmula que ya ensayaron en el 2003. Y está naciendo “la Entesa”, una nueva Entesa. (según el Diccionario Fabra, entesa es el hecho de entenderse con alguien).

En Madrid, y también en Cataluña, se ha traducido entesa por “entendimiento”. Creo que sería más acertado “acuerdo” que es la primera traducción que da el diccionario catalán castellano de la Enciclopedia. Hay un nuevo acuerdo entre PSC, ERC y ICV-EUA. 70 diputados sobre los 135 del Cámara catalana, suficientes para gobernar frente los 48 de CiU, los 14 del PP y los 3 de Ciudadanos, que difícilmente pueden coincidir demasiado.

Esta opción tiene retos y oportunidades. El reto principal que tiene es la superación del mal funcionamiento de la vez pasada. No tanto de gestión, que todo el mundo coincide como buena y que quedó enmascarada por los ruidos y escándalos, sino por la visualización de la misma. Del futuro Presidente de la Generalitat y de los socios coaligados será la responsabilidad de su superación. No creo que sea fácil. Serán precisos muchos esfuerzos, pero lo que apuntan los medios estos días es positivo y esperanzador. Yo, no es ningún secreto, confío en Montilla. Este reto puede verse desde dos perspectivas: la optimista, que dice que de los errores se aprende; y la pesimista, que dice que gato escaldado huye del agua tibia. Hace falta apostar fuerte por la optimista, aunque ya se sabe que un pesimista es un optimista informado. Si fracasa esta segunda tentativa el batacazo para la izquierda (toda la izquierda) puede ser descomunal, y tal y como va el mundo de hoy no nos lo podemos permitir.
Las oportunidades vienen de la posibilidad de desarrollar una acción de gobierno que se había quedado a medias y demostrar a la ciudadanía que se puede estar realmente por los problemas de la gente (la educación, la vivienda, la economía, la inmigración y la nueva ciudadanía, la movilidad, la cohesión social,...) Hay mucho trabajo que hacer, y ahora no hay que pensar en mucho tiempo en el marco que debemos hacerlo. El nuevo Estatuto es la herramienta que debemos desarrollar para poder hacer este trabajo, pero ya no debemos discutir más sobre el mismo. ¿Lo entiende por igual todo el mundo?

Pero, más allá de la acción de gobierno inmediata, creo que estos últimos años han traído un clímax de debate identitario que ha tocado techo. Ya me pregunté hace un tiempo si no era suficiente, si no hacía falta volver a pensar el camino iniciado ahora hace 150 años por los que empezaron a reflexionar sobre lo que éramos y hacia dónde íbamos los catalanes/as. Estamos en otras coordenadas. El mundo se mueve y cambia a velocidad de vértigo. Las sociedades y las economías se dislocan brutalmente. Ahora es preciso, más que nunca, volver a reflexionar sobre hacia dónde vamos. Pero no como pequeñas colectividades de un rincón del Mediterráneo occidental, sino como elementos de un conjunto universal interrelacionado. La seguridad, el medio ambiente, la energía, los mecanismos de control y de dominio, las desigualdades, las inmensas posibilidades de la ciencia y la técnica, la necesidad de nuevos instrumentos políticos, la comunicación, la manipulación,... Todo a otra escala.

Debemos mirar más el mundo y menos a nosotros mismos.

Mataró, 10 de noviembre.