14 noviembre, 2006

Nueva colaboración periodística.

El Director de Noticias.com, Humberto Salerno, me pide si puedo colaborar de vez en cuando en su medio con un artículo de opinión sobre aspectos de economía y sociedad. Con mucho gusto.
Esta es el primer envío que hago y me publican.


La demanda de vivienda.

El elevado ritmo de la construcción en España es motivo de continuadas dudas. ¿Es excesivo? ¿Ha tocado techo? ¿Hay sobre valoración en los precios? ¿La burbuja está a punto de estallar? Y muchas más preguntas: sobre endeudamiento de las familias, sobre ocupación efectiva de las nuevas viviendas,… al margen de las derivadas sobre la ocupación de suelo, quizá abusiva o excesiva.
No se vislumbran respuestas ciertas y a mi parecer este ritmo va a continuar. El elevado volumen de la riqueza acumulada y el también elevado nivel de renta alcanzado en nuestras ricas sociedades occidentales, medido en términos globales, unido a las condiciones financieras existentes, (bajos tipos de interés y largos plazos de amortización) favorecen la demanda. Pero hay que añadir más factores.
Demográficos: El incremento de población en España en los últimos años, debido en gran parte a la inmigración, se ha producido sin tensiones especiales en la vivienda. En otras palabras no hemos visto crecimientos chabolistas como hubiera podido esperarse. Se ha producido una movilización, o rentabilización, de capitales que seguramente estaban desaprovechados, que probablemente en gran parte, se están reinvirtiendo en el propio sector.
Sociológicos: La decidida reducción del núcleo familiar derivada de los nuevos conceptos de convivencia independiente. Los mayores se quedan solos, los jóvenes, que pueden, que los hay, se establecen por su cuenta, familias monoparentales,…Esto conlleva que con la misma población el número de viviendas crece, y puede que mucho. Pasar de 4 habitantes por vivienda a 3, como exponen algunas estadísticas, representa que puede haber un 25% más de viviendas con la misma población.
También en el ámbito sociológico hay que considerar la demanda de vivienda por parte de extranjeros, mejor dicho no nacionales españoles, que desean, como primera, o como segunda vivienda, tener un lugar al sol de España. Las posibilidades son numerosas una vez alcanzado el umbral de riqueza y renta que disponen amplias capas de la población de la Unión Europea.
Psicológicos: La vivienda como reserva de activos seguros. La piedra siempre estará allí donde se construya, incluso si baja de valor, hecho que históricamente no se ha producido. Aquí podríamos justificar desde la reconstrucción de pueblos y aldeas originarios, a las nuevas construcciones de complejos residenciales de esparcimiento y ocio.
Como la base de estos factores, y otros más que se podrían considerar (el debate sobre los factores de especulación también hemos de tenerlo presente), está en el volumen de renta, nivel de riqueza y reparto de las mismas que existe en la actualidad en nuestras sociedades, creo que difícilmente van a desaparecer las causas que empujan la demanda de vivienda en nuestro país.
Es cierto que la desigual disposición de renta y riqueza entre la población genera problemas, importantes, en determinadas capas de población que no pueden seguir el ritmo, o no pueden tener las mismas oportunidades de estar en este mercado. Pero tenemos que separar convenientemente los segmentos para comprender la dinámica del fenómeno analizado. Crecientes capas de población, que por algún motivo u otro pueden presionar, o acceder con una cierta facilidad al mercado inmobiliario, y otras capas, que no sé si estamos en condiciones de evaluar exactamente, más allá de los titulares periodísticos, que no pueden acceder a él.
Pero la consideración de los que no pueden acceder ha de ser motivo de otro tipo de análisis, seguramente de políticas públicas sobre el tema, más allá del mercado propiamente dicho y sus factores de evolución.
Madrid, 8 de noviembre.

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