14 enero, 2007

Paisaje*.

*(artículo para Capgros.com)

El avión desciende hacia Barajas atravesando una gruesa capa de nubes bajas. En tierra hace frío, 3 grados, y hay niebla.

A la salida del vestíbulo del aeropuerto te das de bruces con el enorme agujero medio desescombrado de los efectos de la explosión de la bomba del 30 de diciembre. Todavía se ven coches destrozados entre los escombros.

El panorama es desolador. Dos muertes inocentes, un equipamiento público destrozado que tendrá que reconstruirse, la desilusión generalizada de la ciudadanía y un nuevo escenario político.

Por que realmente, pese a lo que puedan decir los terroristas en su comunicado, estamos en un nuevo escenario. El Gobierno, con espaldarazo parlamentario, inició un nuevo proceso de diálogo con ETA, que no era el primero, que ha saltado por los aires por esta acción violenta. El posterior comunicado de la banda remacha el clavo: “Mantenemos la tregua, pero nos reservamos hacer más acciones violentas si las cosas no van por donde nosotros creemos que han de ir”.

Como se puede comprender ningún Gobierno puede negociar bajo estas condiciones. El proceso está roto y bien roto. Ahora podemos analizar, e incluso criticar, si no era previsible todo esto. Pero se dio una posibilidad y no se desaprovechó. Ya se ha acabado. Hay que hacer otras cosas.
¿Cuáles? ¿Volver al Pacto por las Libertades y contra el terrorismo del año 2000, como dice el PP? No. A la luz de las circunstancias actuales hay que hacer un nuevo acuerdo entre todos los demócratas. Han pasado cosas desde aquella fecha. Ni la política española es igual a la de entonces ni el panorama internacional es el mismo.
En España los ciudadanos optaron a las elecciones del 2004 por otro estilo de gobierno que ha demostrado entenderse mejor que el anterior con el abanico de fuerzas minoritarias, pero realmente presentes, que hay en España, especialmente con las nacionalistas. Y éstas corresponden al acuerdo. No podemos reeditar un pacto que excluye expresamente a expresiones democráticas que rechazan sin tapujos la violencia. Ni a otras que están también dispuestas a poner su esfuerzo y colaboración. Aunque les cueste aceptarlo, el PP tendría que entender que 100 es mejor que 90, y en esta lucha no nos podemos quedar en 60. El combate es contra los terroristas, no entre los demócratas.

En el mundo, tras el 11-S en Nueva York y de otras acciones que siguieron, entre ellas la del 11-M en Madrid, se mira diferente y abiertamente con rechazo esta clase de actitudes violentas que ya no son particularidades sino atentados a la visión del mundo del diálogo y la convivencia.

Sólo queda, pues, la lucha policial y judicial, la aplicación del Estado de Derecho, como única salida. No nos han dejado ninguna otra. Si los violentos reflexionan y quieren abandonar el camino por el que discurren, y lo hacen realmente, se podrá hablar de su situación personal, pero de política sólo podremos hablar con aquellos que tengan bien claro que se hace únicamente con la palabra, el convencimiento y los votos, nunca con la imposición de la fuerza.

Mataró, 11 de enero.

P.S. Me hubiera gustado empezar mis colaboraciones con Capgros.com de este año con otras temas que ya anuncié, pero pienso que era obligado hablar de este. Espero no haber de hacerlo más.

08 enero, 2007

Primera reflexión del 2007.*

*(a todos mis amigos vascos/as)

El año no empezó con la última campanada de la Nochevieja. Empezó a las 9 de la mañana del 30 de diciembre con la explosión de la bomba en la T-4.

Nos secaron la corriente de ilusión desatada el marzo con el anuncio de la tregua permanente de ETA y todo lo que siguió. Sólo hace falta recordar que decían la mayoría de los deseos que se envía la gente en las fiestas de Navidad: la palabra más repetida era Paz. Repasad también las entradas de muchos blogs que empezaban a hacer resúmenes del año, y lo que decían los comentaristas y opinadores. Creo que a casi todo el mundo nos cogió desprevenidos. Habíamos creído que era posible.

¿Qué lo hacía pensar? Había partido de ellos, parece. La situación, por más iluminado que se esté, era (es y será) insostenible para los terroristas. Nunca pueden ganar esta guerra. La panorama internacional tras el 11-S en Nueva York tampoco les ayuda nada. En frente, en el Estado, había gente con ganas de hablar. La cosa sería larga, dura y difícil. Habrían estorbos por ambos bandos, pero pocos pensábamos que se acabaría fácil y tan rápidamente. La apuesta, además, se lo merecía.

Si, ya sé. Había puntos débiles, incluso inquietantes. La unidad de los demócratas, el rebrote de la kale borroka, el robo de las armas, las declaraciones pesimistas, la presión de calle en los dos lados,... Pero creimos que eran parte del juego, que se tenía que sortear. Era preciso tener confianza. ¡Ingenuos! Se han impuesto los “duros”.

Y, ¿ Ahora qué? Desgraciadamente para los demócratas solo queda la vía policial y judicial. Ningún otro gesto podemos hacer ante los que hablan con las bombas y asesinan a ciudadanos. Si quieren salir de ello tendrán que hacer gestos convincentes y creíbles para nosotros. Estamos escaldados.

Pero podemos ir con la cara bien alta. Desde el Presidente del Gobierno a todos los que le hemos apoyado. A la más pequeña posibilidad que hemos tenido lo hemos probado. El fracaso no se nos puede imputar. Se nos puede decir que fuimos demasiado optimistas, pero creo que debíamos serlo.

Ahora vuelve a empezar otra época de plomo que hay que desear que sea corta para que no se prolonguen los sufrimiento de los ciudadanos.

Mataró, 8 de enero.