16 octubre, 2007

Panorama*

*Jofre Clofent, de Caldes’d Estrac, me pide un pequeño escrito por el boletín “Opinions”. Transcribo unas ideas que se me han ocurrido a bote pronto, y le he enviado ya, esta tarde del 12 d’octubre.

Panorama.

España vive uno de sus mejores y más largos periodos de crecimiento económico. Las políticas que empezó Solbes por enderezar la crisis del 92, continuadas en los tiempos de los Gobiernos populares y culminadas, por ahora, en los cuatro últimos años, otra vez por Solbes y un Gobierno socialista, han comportado, y están comportando todavía, un crecimiento interrumpido.

No es solamente el crecimiento del P.I.B. Tanto importante como esto ha sido, y especialmente en los últimos años, el crecimiento de la ocupación. La tasa de parados se sitúa ahora en mínimos históricos (en torno el 8%), pero con dos factores añadidos: la tasa de ocupación de activos entre 16 y 65 años es más alta que nunca (73%. Hay más gente trabajando, especialmente mujeres) y hemos absorbido un alud de inmigración considerable en muy pocos años (del Este, del Sur, de América, de todas partes) que ha hecho crecer nuestra población total en un 10%.

Pese a este excelente panorama no se percibe a nivel de calle un estado de satisfacción como correspondería. El problema de las sociedades ricas no es la carencia de bienes y servicios imprescindibles sino la satisfacción relativa respecto a lo que sólo unos cuántos (aunque bastante numerosos) pueden lograr, y el deseo de la mayoría, de casi todos, de conseguirlos también. Hay nuevas necesidades (reales o inducidas) de las que no sabemos o no queremos prescindir. Nadie, o casi nadie, vive debajo de un puente, o en barracas, pero uno de nuestros principales problemas es la vivienda. Casi todo el mundo que quiere puede trabajar, pero vivimos como problema el paro, la inseguridad de quedar sin trabajo. Queremos un mayor grado de seguridad (a todos los niveles) pero vivimos un comportamiento individualista con la pérdida de las redes sociales que podrían ayudar a aumentarla.

Una crisis de fondo recorre nuestra, nuestras, sociedades ricas. Poca respuesta es pretender que “alguien”, los poderes públicos, se ocupe de ello y proponga soluciones si no somos capaces a nivel individual a enfrentarnos con nuestros deseos y nuestra realidad.

Una mayor confianza colectiva, como comunidad, y un mayor esfuerzo individual para ayudar a resolver los complejas retos que tenemos por delante. Desde una sólida base colectiva (cuánta gente al mundo la quisiera) hay que poder pedir también responsabilidad ciudadana.

Mataró a 12 d’octubre.

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