30 octubre, 2007

Pasar un difícil trance.*

*(artículo para Capgros.com)

Los que nos movemos en la región metropolitana de Barcelona somos conscientes de la situación de saturación que vive su red viaria. Los motivos son bien conocidos: No ha habido la adecuación correspondiente a los cambios derivados del incremento de población, de actividad y movilidad que se han producido en los últimos años en esta zona. Faltan infraestructuras de transportes (carreteras, ferrocarriles, aparcamientos,...) para afrontar la creciente y continuada demanda de movilidad.

El sistema de comunicaciones vive tan al límite que cualquier perturbación lo hace estallar. Un aparatoso accidente, unas lluvias cuantiosas, una necesaria y puntual reparación, o, como es ahora el caso, la introducción de un nuevo elemento en la red. Cualquier incidencia, aunque sea pequeña, lo desquicia todo. No digamos si la incidencia es importante. Entonces, ¡Virgen María!

Seguramente la decisión de hacer llegar el tren de alta velocidad a Barcelona (reclamada hasta la saciedad por toda la sociedad catalana) por la estación de Sants fue acertada. A todas las capitales donde llega este servicio lo hace al centro, es parte de la gracia del mismo. La facilidad de acceder sin desplazamientos exteriores a la urbe es una de sus ventajas frente a otros medios de transporte de largo recorrido.

Pero la llegada a Sants comportaba muchos problemas derivados de la complejidad del urbanismo metropolitano. Supongo que la decisión de aprovechar el mismo "surco" ya existente abierto por el sur desde el delta del Llobregat, largamente discutida y sopesada, fue adoptada por ser la mejor de las posibles (y lo fue por todas las administraciones implicadas con sus correspondientes gobernantes del momento). Pero si se era consciente de su complejidad, que supongo que sí, lo que no es hizo fue transmitir a la ciudadanía su problemática, prepararla por cuando saliera a la luz y prever las difíciles alternativas que se tendrían que adoptar.

Bueno, ahora ya ha explotado todo. Hasta llegar a El Prat todo fue relativamente bien. Parece que ya se han hecho pruebas hasta aquel punto. Pero los últimos kilómetros están resultando un calvario para todo el mundo. Para las administraciones implicadas, para las empresas que ejecutan la obra y sus trabajadores, y especialmente para los usuarios de la red de movilidad de la parte sur del área de Barcelona.

En este punto de la actuación pocas cosas más se pueden hacer más allá de asumir las responsabilidades pertinentes de quien las tenga, intentar acabar de la mejor manera posible lo que queda pendiente por hacer y paliar convenientemente las afectaciones, especialmente las más directas y cotidianas de los usuarios del conjunto de la red. Y asumir los costes de toda clase (que evidentemente los hay) de las decisiones que se tomaron y de las que se han de ir tomando al hilo de los acontecimientos.

Más allá de la chamuscada general, de un tipo u otro, hay que poner sobre la mesa algunos temas de cara al futuro puesto que la pura necesidad forzará nuevas situaciones como las que ahora se están viviendo. (¿Alguien se imagina lo que puede representar para la movilidad de la entrada norte de Barcelona la remodelación del "tambor" de la plaza de las Glorias? Bueno, no nos asustemos antes de tiempo...)

Algunos de estos temas:

• ¿Para cuándo el replanteamiento del funcionamiento y poder político de la Región Metropolitana de Barcelona? ¿O continuaremos cerrando los ojos a una realidad urbana que se extiende de la Tordera al Foix por la costa, y por el interior hasta la comarca de Vic y la Cataluña Central?

• ¿Para cuándo el aumento de la oferta de más medios de movilidad necesarios para atender los asentamientos urbanos y las estructuras físicas productivas que hemos creado y que ahora no podemos desmontar? Será preciso hacer más "heridas (?)" en el territorio. Si, no nos asustemos, forma parte de la evolución de las sociedades.

• ¿Para cuándo, y de dónde debe salir, la "morterada" necesaria por disponer de una correcta red de movilidad que atienda los requerimientos de nuestra sociedad? Se obre un apasionante debate sobre presupuestos, peajes, precios públicos, subvenciones, contratos programa,...

• ¿Para cuándo una mayor explicación sobre las ventajas e inconvenientes de nuestro modo de vida para que todo el mundo pueda asumir los costes que tiene sin la excusa de traspasar las responsabilidades hacia "arriba" y sin querer asumir nada como propio? Más allá de las organizaciones que hacen ofertas políticas, los partidos, también las organizaciones económicas, patronales y sindicatos, los medios de comunicación y toda la sociedad "civil" tienen que implicarse.

Si no, no saldremos del agujero y estaremos condenados a volver a pasar malos trances.
Mataró, 28 de octubre.

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