21 abril, 2008

Los frentes geográficos.

Los generales sólo son servidores del país. Cuando su servicio es completo, el país es fuerte. Cuando su servicio es deficiente, el país es débil.

Maestro SUN TZU.

El mapa y el cuadro ilustran el resultado electoral por comunidades autónomas.














En el cuadro, en colores, la diferencia entre el resultado de estas elecciones general y qué fuerza gobierna la Comunitad según los resultados de las elecciones autonómicas.

Visto esto. ¿Por qué es así? ¿Por qué, unos y otros, han ganado en unos lugares, y por qué han perdido en otros? Los respectivos Estados Mayores de los partidos ya lo deben tener analizado. Falta ver si su interpretación es correcta.

Por parte de los socialistas: Hay dos frentes diferentes. El de las comunidades autónomas con características “identitarias” propias (las conocidas como nacionalidades históricas: Cataluña, País Vasco y Galicia) y los feudos “tradicionales” del PSOE (Andalucía, Extremadura y Asturias).

En el primer caso me parece evidente que el voto socialista es más de confianza respecto quien puede entender mejor las particularidades “identitarias” y defenderlas, sin caer en la separación que no es querida, y a la vez de rechazo a la posibilidad de que ganara una fuerza, el PP, que está, hoy por hoy, radicalmente en contra de la convivencia establecida y aceptada. Esto comporta que mientras no haya cambios en este planteamientos, tanto por unos a favor como por los otros en contra, pueden mantenerse los resultados en estos frentes, pero si hay cambios, también tanto de un lado, enfriando el apoyo a las queridas y aceptadas diferencias, y por la otra parte un reconocimiento, o mejor una aceptación de las mismas, la situación puede cambiar y mucho. Más claro: un giro jacobino del PSOE acompañado de un giro autonomista del PP puede trastocar el panorama. La diferencia de 17 escaños en Cataluña y de 6 en el País Vasco entre el PSOE y el PP da un cojín de 23 escaños, destacable para compensar las diferencias contrarías que se dan en otras autonomías. Y me temo que el análisis socialista no lo vea así de claro.

En el según caso, el de los feudos “tradicionales”. Tanto Asturias como Extremadura son comunidades pequeñas y en recesión socioeconómica. Van hacia atrás. En ambos casos, además, el resultado es de empate en número de escaños, no aportan diferencias al resultado de la batalla. En el caso de Andalucía se empieza a manifestar un desgaste evidente. La supremacía se queda en el valle del Guadalquivir, perdiendo Andalucía Oriental: Granada y Almería, y acortándose la diferencia en escaños. Si en el año 2004 era de 15 (38 PSOE/ 23 PP) ahora es de 11 (36 PSOE/ 25 PP). Si a este análisis añadimos la diferencia entre el voto urbano y el rural, que empieza a ser clamoroso a favor de los populares, entenderemos enseguida que las perspectivas de este frente concreto a largo plazo no son demasiado alentadoras. Hay que pensar en ello, aunque también me temo que algunos no quieran, o no les interese, verlo.

Del lado de los adversarios principales, los populares. Van consolidando sus feudos: Las Castillas, Madrid y sus playas (cómo le gusta de decir a Miquel Iceta), Valencia y Murcia. Es justo decir que las diferencias no son tan excesivas como a veces se quiere hacer ver desde los medios. En el caso de Madrid y el Levante en total la diferencia es de 12 escaños (PP, 44/ PSOE, 32), pese a que en Murcia la relación es de 7 a 3. Es evidente, en este caso, que el tema del desarrollo económico incide mucho: la carencia de agua y el urbanismo desenfrenado.

Curiosamente en estas comunidades no hace demasiado tiempo los socialistas lo habían mandado todo: Ayuntamientos importantes, Diputaciones, Comunidad Autónoma. Pero ya hace tiempo que no se comen una “rosca”. Algún reconocido analista pone el acento en el surgimiento de una nueva clase media y/o de una nueva relación de clases, de una nueva estructura social basada en la economía especulativa financiera e inmobiliaria. Algo debe de haber de esto visto el desbarajuste que ha habido en estos campos en los años de bonanza económica. A pesar de todo, las conocidas deficiencias de la organización socialista (con seculares y renovadas luchas caïnitas) en estos territorios no ayudan precisamente a mantener o a enderezar el desequilibrio en contra de los populares.

También está por ver si un hipotético recentramiento del PP les puede comportar costes electorales por su derecha. El recentramiento no sólo se plasma en términos ideológicos, que estos me parecen más fáciles de asumir por la ciudadanía (en el fondo creo que hay más liberales, al menos en actitudes, que conservadores en el PP. Por mucho que diga la Iglesia, se divorcian y se “arrejuntan” igual, o más), sino básicamente en términos económicos: regulaciones, controles, impuestos,... puesto que en estos aspectos sí que son muy “laissez faire” (quizás mejor, “¡se vale todo!”) los populares. Precisamente en toda la fachada del Levante encontramos un montón de ejemplos de ello.

Ahora empieza la temporada de Congresos de las fuerzas políticas que comportará la evaluación del impacto del resultado de la reciente batalla y el planteamiento de las tácticas y estrategias por el próximo periodo, continuistas o rompedoras. Quizás el nombramiento de nuevos mandos y de nuevas bases ideológicas.

Habrá que seguirlo atentamente. Siempre hay que tener un ojo sobre los movimientos del adversario a la vez que no hay que fiarse de la seguridad y la estabilidad de las posiciones propias.

Mataró, 17 de abril.

Por cierto, el artículo de Ramoneda de hoy en El País, muy bueno. Lo subscribo.

"¿Quién temería a un gobernante que promocionara siempre a los mejores, que actuara con tal racionalidad que sus pasos fueran perfectamente previsibles, que se guardara los sentimientos y los caprichos para la alcoba, sin que trascendieran nunca a la escena pública, que fuera tan escrupuloso y recto en la aplicación de las leyes que no hubiera espacio siquiera para contestar sus decisiones? Nadie. Desde el Libro de Job —probablemente el mejor tratado sobre el poder que se ha escrito nunca— sabemos a qué atenernos."

La retaguardia.

La invencibilidad es cuestión de defensa, la vulnerabilidad, una cuestión de ataque.
Maestro SUN TZU.


1. La intendencia. El estado de la economía.

Van saliendo cucarachas del nido y cada vez hay más, y más gordas. Las perspectivas económicas son peores. El tema de la construcción ya era conocido, pero la crisis financiera internacional parece que es más profunda.

No estamos mal preparados para recibirla. Todo lo contrario. Ya lo he explicado muchas veces. Seguramente el nivel de recaudación que se consiguió en el año 2007 cubre ya las previsiones presupuestarías del 2008, por aquí, pues, ningún problema. Garantizados los ingresos veremos si tenemos suficiente con los gastos previstos. Habrá que poner recursos adicionales en partidas que ayuden a estimular la actividad económica, especialmente en la construcción pública, y para atender los incrementos de necesidades en la atención social. Este aspecto es especialmente relevante si no queremos dar alas a reivindicaciones xenófobas derivadas del aumento de prestaciones a la población recién llegada.

Los bajos niveles de endeudamiento público permiten sin dificultad plantearse –si es necesario- la asunción de un incremento de gasto que no pueda ser soportado por los ingresos que se produzcan.

Cuidado con dos elementos más. Nuestros dos puntos flacos tradicionales, los intercambios exteriores y la inflación. Respecto al primero, la desaceleración en nuestros principales mercados no nos ayuda a exportar, como tampoco lo hace el alto valor de intercambio del euro respeto al dólar. Este último solo ayuda en las compras de productos que se hacen en dólares (petróleo, por ej.) Respecto a la inflación, las medidas que se deberán tomar van en la línea contraria de la estimulación de la economía y creo, también lo he dicho, que hay que preparar a la población para asumir nuevos equilibrios. Esto es especialmente relevante para determinados sectores de la economía que pueden ver truncadas sus expectativas de crecimiento, pero en caso alguno supone reducciones generalizadas de los estándares de atención de nuestras necesidades. Cambiar de coche cada siete años en lugar de cada cinco provoca problemas a los productores de vehículos y de rebote a la economía en general, pero no implica que renunciemos a las altas cotas de confortable movilidad individual de las que disfrutamos ahora. Reducir, acortar o simplificar los destinos turísticos comporta tensiones en los que operan en este campo y en los centros receptores, pero tampoco en caso alguno representa un empobrecimiento más allá de las expectativas viajeras que no son ciertamente necesidades primarias.

Habrá que prestar especial atención a la intendencia. La tenemos bien ordenada y podemos controlar las consecuencias de la situación general (que no específicamente española) por la que atravesamos, pero sin distraernos lo más mínimo.



2. La defensa pasiva. La aplicación de la Ley de la Dependencia.

Toda la campaña electoral para los que íbamos por el territorio y a actos específicos del tema fue “una machacada” continuada sobre la aplicación de la Ley de la Dependencia. Las expectativas puestas en esta Ley como instrumento para ayudar a mejorar las condiciones de vida de las personas que no tienen autonomía personal y de quienes las cuidan provocó que se diera por hecho todo un largo proceso que durará todavía un cuantos años más y que está arrancando con muchas dificultades y problemas. Los/las candidatos/as de CiU (que no habían votado la Ley por temas competenciales) eran especialmente sangrantes.

Parece que hay importantes problemas de coordinación entre las Administraciones que deben hacer su desarrollo, especialmente las más próximas a los ciudadanos/as que parece que no tienen todavía los protocolos a punto algunas, están desbordadas las otras y finalmente algunas de ellas que hacen un boicot encubierto o evidente.

Cuidado, pues, con esta situación que puede generar en la población un nuevo sentimiento de frustración que comporte un mayor rechazo hacia la administración pública en general, dando elementos a todos aquellos que son partidarios del mercado como única herramienta para resolver los problemas de los ciudadanos/as. Dentro de cuatro años, en las próximas elecciones debe funcionar sin ningún chirrido.

Hace falta, ahora, en los comienzos de la legislatura detenerse a ver qué cosas no van bien y corregirlas. Antes de avanzar en los terrenos de desarrollo que prevé la Ley, es mejor hacerlo con los pasos anteriores bien hechos y a partir de bases más sólidas que las que parece que se dan hoy. Si además, las administraciones que han de ejecutar la Ley pueden empezar a tener problemas (menos ingresos) derivados de la desaceleración del ciclo constructivo, deben tener tiempo y recursos (no sólo económicos) para replantear sus prioridades y explicarlas claramente ya que este tema es mucho más importante que algunas “collonades” que vemos en los medios que hacen algunos administraciones más propias de otros momentos más boyantes, o más propias de una falta de responsabilidad, o de una deriva ideológica bien marcada. Marcada hacia la derecha, evidentemente.

Mataró, 5 de abril.

Paisaje después de la batalla.


"La acción militar es de importancia vital para un país: Constituye la base de la vida y la muerte, el camino de la supervivencia y de la aniquilación; por ello, es absolutamente indispensable examinarla."
Maestro SUN TZU.


Pasados ya unos días desde las últimas elecciones generales (9 de marzo) conviene detenerse a ver cómo ha quedado el paisaje después de la batalla y consiguientemente prever cúales deben ser los siguientes movimientos.

En política democrática las batallas siempre están en marcha, y con una cierta regularidad se producen los enfrentamientos decisivos: son los momentos electorales. Bien, decisivos para un determinado periodo de tiempo, puesto que no hay batallas que concluyan ninguna “guerra”, puesto que ésta en democracia siempre está abierta, con los mismos o con nuevos participantes. No se gana ni se aniquila a un enemigo sino que se vence, temporalmente, a un adversario.

Los socialistas hemos ganado la última batalla. Es cierto. Quedamos los primeros con más votos y más escaños parlamentarios que los otros contendientes y con más fuerza que la vez anterior, en el 2004. El planteamiento que se está haciendo de no manifestar preferencias de apoyos de nadie en concreto no está mal. Puede comportar una cierta debilidad pero al mismo tiempo habrá menos encorsetamiento y se podrán negociar mejor las contrapartidas concretas y puntuales.

Ahora bien. El adversario principal, el Partido Popular, está tocado -puesto que no ha ganado pese a los desesperados esfuerzos que hizo- pero no está hundido (¡Ni de lejos!). También ha aumentado el número de votos y de escaños y, incluso, ha reducido ligeramente la diferencia que tenía con nosotros.

Creo que el desarrollo del combate ha sido relativamente fácil para los ganadores, los socialistas. El planteamiento de los populares, más a base de contrapropuestas que llevaban a posiciones anteriores, que no de iniciativas y acciones nuevas nos ha permitido a los ganadores situarnos en una confortable posición defensiva sin tener que hacer salidas atrevidas a nuevos territorios programáticos.

Así no ha sido necesario explicar demasiados y dar respuestas complicadas a los problemas de fondo con los que nos enfrentamos como sociedad: situación económica en el contexto mundial; consecuencias de las nuevas estructuras sociales; resultados para la convivencia de la nueva demografía; necesidades derivadas de los retos de la sociedad del conocimiento; etc., etc., ...

El problema es que si los socialistas no hacemos propuestas adecuadas a los tiempos que vienen -y las explicamos con el gran esfuerzo que es necesario hacer por hacerlas comprender- pueden encontrarnos en el futuro que la renovación que puedan emprender los populares les coloque a ellos en ventaja en las próximas contiendas que vendrán. Claro que sus movimientos, como ya estamos viendo estos días, los pueden desestabilizar, tanto internamente como en sus base sociales, rompiendo la cohesión que han construido sobre referentes del pasado para mantener su resultado. Hay que tener presente que la diferencia no es muy grande, en absoluto es insalvable, muy localizada geográficamente y está asentada más sobre el miedo a la alternativa que sobre la confianza en el ganador por lo que habremos de hacer un gran esfuerzo para incrementarla, para no defraudar a los que nos votaron sino queremos ver como se nos gira la suerte de espaldas.

¿Qué hacer? Cavar trincheras y consolidar posiciones. No se puede pretender lanzarse a la conquista de nuevos espacios de toda clase sin asegurar unos cuántos temas que tenemos hoy pendientes: La intendencia, la defensa pasiva, los frentes Central y de Levante, algún baluarte de los derechos civiles, las relaciones exteriores, los peligros del cesarismo, la profundización de la propia estrategia,...

Resueltos estos temas pendientes o que se divisan complicados será entonces cuestión de volver a calar la bayoneta en los fusiles, salir de las trincheras y más fuertes y seguros adelantar hacia nuevas posiciones. Sino, el hundimiento de alguno de los flancos antes mencionados puede poner en peligro todas nuestras posiciones.

Mataró, 3 de abril.

El mástil y la bandera.

El Alcalde me envió un tarjetón invitándome al acto de la izada de la bandera catalana en el nuevo y magnífico mástil instalado en la plaza de Santa Anna. Ya cuando conocí la decisión hice una sutil “coñeta” tomando prestado un chiste de “El Roto”. Evidentemente no fui al acto. Claro, ¡Eres un empedernido españolista!

Ramon Bassas (Primer Secretario local el PSC) hace una enconada defensa del tema (ya me la había hecho personalmente). Como que es uno de los que tomó la decisión... Este chico está muy místico últimamente. Escribe unas cosas...: Que si los sentimientos, los símbolos, la liturgia et tutti quanti. Deben de ser cosas del post socialismo que ahora tanto se lleva.

Ni en dioses, reyes ni tribunos,
está el supremo salvador…

Uyyy, ¡Qué antiguo eres! Ahora, esto ya no se usa. Bien, quizás algunos no lo han usado nunca.

El amigo y compañero Pep Puig Pla (que toda la vida ha pasado por ser del ala catalanista del PSC) hace una sensata reseña del tema en el Capgros.com. Recuerda los alaridos que se hicieron cuando la bandera española de la Plaza de Colón de Madrid y hace la evidente comparación. Claro, aquello estaba en España. ¡Fachas! No tiene nada a ver. Faltaría más que no pudiéramos mostrar nuestros sentimientos en Cataluña. Pep, ahora te crucificaran, aunque veo bastante gente que opina como tú y como yo.

Sólo habría que plantear, para ver lo que hay realmente detrás de la iniciativa, lo que hubiera pasado si la propuesta hubiera sido de un mástil con la bandera española. Perfectamente descriptible, sin duda. Pero no forcemos tanto el supuesto: ¿Y si se hubiera hecho la propuesta de poner en lugar central, público, visible y evidente las cuatro banderas que nos identifican: la europea, la española, la catalana y la mataronesa? Aparte de oír qué carajo nos representa alguna de estas banderas, la respuesta es bien conocida: es historia viva y evidente en nuestra ciudad.

Pasemos por alto el episodio anecdótico del cartel de la fiesta mayor de Les Santes de 1994 de Santi Estrany en que la imagen del edificio del Ayuntamiento con las banderas habituales ocasionó un revuelo sin par en el seno de la patriótica “Comisión de la Fiesta Mayor”, con exigencias de que no saliera el pequeño pedazo de la bandera española que acabaron en mi despacho: imposición del Alcalde. ¡Botifler tenía que ser!

Hay un hecho anterior que ahora ya debe tener más de veinte años. En la remodelación que se hizo de la Plaza del Ayuntamiento (Rafa Cáceres, arquitecto) se instalaron cuatro mástiles en la entrada de lo que había sido el Carreró (el callejón). Era para colocar en fechas señaladas las cuatro banderas. Muchos años hicimos allí el acto del Día de Europa, pero no conseguimos el objetivo que pretendíamos. Si alguna vez lo intentábamos debíamos poner vigilancia policial para protegerlas. Bien, para proteger una, la española. Pero, ¿Como se nos había ocurrido esta idea en plena zona “nacional”? ¡Era toda una provocación! “¡Atrás que la plaza es nuestra!”. ¡Como los de Cabrera! Y desde entonces allí están los mástiles, desnudos y sin sentido en un lugar que queríamos que fuera emblemático de la ciudad.

Pues nada, siguiendo a Lakoff (ahora tan de moda), prisioneros de los marcos conceptuales construidos por nuestros adversarios (¿O es que no son nuestros adversarios? ¿Deberemos considerarlo así?), y nosotros al frente.





Después vienen las elecciones, y los ciudadanos y las ciudadanas hacen sus opciones, a favor, en contra o absteniéndose según los casos, las ofertas y las circunstancias que se dan. Recientemente hemos tenido una muestra de ello. ¿La hemos entendido adecuadamente?

Per damunt dels nostres caps,
enlairem una senyora
(Uyyy, perdón) una senyera,...

Cabrils, 20 de abril.

08 abril, 2008

A raíz de la sequía.*

*(Artículo para Capgros.com)

“De aquellas lluvias, estos lodos”. Los lodos de ahora, los del fondo de nuestros pantanos son de lluvias muy antiguas. El conocido ciclo hídrico mediterráneo está teniendo periodos, especialmente de sequía, más largos. No perdamos de vista el cambio climático para explicarlo.

La población aumenta y el proceso de urbanización es imparable. El uso doméstico del agua es indicador de confort y va ligado al incremento de renta y riqueza general. Por muchas
tres R que se quiera no se puede mantener congelado o pretender su disminución.

Una característica de la política del periodo democrático ha sido el tacticismo. Pocos han querido mirar a largo plazo. Pocos han levantado la cabeza, mirado lejos y verlas venir, tal y como venían deprisa, y tal y como eran fáciles de ver.

Otra característica de este periodo, que está aumentando, es la exagerada territorialitzación de la actividad política. Defensa numantina del status quo y de la pequeña (o ínfima) patria. No ha habido demasiadas posibilidades de planteamientos de conjunto globales y no se han cortado por lo sano actuaciones puntuales egoístas irracionales y negativas. Las normas solo han tenido existéncia en el papel. Nadie se ha atrevido a hacerlas cumplir.

El urbanismo descontrolado por todas partes, despilfarrador de recursos. La actividad económica que no contabiliza todos sus costes: pozos ilegales a puñados, vertidos incontrolados en muchos lugares. Estructuras políticas locales, superadas unas y sin sentido otras, que no sirven para ejercer ningún control eficiente sobre lo que pasa en su ámbito territorial. Opciones políticas obsesionadas en aumentar su presencia no para ofrecer alternativas sino para ocupar despachos.

Estas han sido las “lluvias” simbólicas que han caído sobre Cataluña en los últimos treinta años que ahora dejan los “lodos” de las posibles restricciones a las cuencas internas, de los agravios de campanario de todos contra todos, de la imposibilidad de dar confianza en la acción política a los ciudadanos y las ciudadanas.

Ahora todos juntos hemos de afrontar la dura realidad. Estamos en una situación de emergencia en el tema hídrico, para el campo y para las ciudades.

¿Qué hacer?

Antes que nada, asumir responsabilidades. Salir a la calle y decir que lo hemos hecho mal. ¡Algunos más que otros! No estaría de más que se dieran algunas desapariciones del mapa político.

Segundo. Intentar encontrar la solución –que parece que no debe ser demasiada prolongada en el tiempo- con los menores costes posibles. Costes no económicos sino políticos. No podemos dar agua a unos a cambio de gasolina para que se inflamen otros.

Tercero. Habrá que destinar el dinero preciso (quizás más del que sería necesario) para asumir ahora los costes que no se quisieron asumir antes. Los costes que se quieren esconder, o no se quieren imputar, tarde o temprano acaban aflorando. Será preciso afinar las partidas (hay recorrido en cualquier presupuesto público después de un periodo de prosperidad) Al fin y al cabo, un año se pasa enseguida. Cierto si miras lejos, a largo plazo. Claro que si sólo gestionas como te mantienes día a día un año se hace muy largo.

Cuarto. Sacar algunas lecciones y experiencias y sentar las bases para que en otros temas que tenemos sobre la mesa (la producción y distribución de energía, las comunicaciones, la educación, la convivencia, la administración de la justicia,...) no nos pase el mismo.

En concreto:

Perdimos la oportunidad del Ródano ya hace muchos años, en los noventa cuando se empezó a discutir. Ahora ya no sirve. Cuando se podría empezar y el tiempo que tardaría en hacerce lo hacen inviable.


Parece que la solución está en las desaladoras y el re-aprovechamiento del agua de las depuradoras. Pues, ¡A toda máquina! ¡Sin manías! ¡No pongamos trabas a la solución!

Los trasvases son hoy, por la historia reciente, inaceptables. Cuando baje la espuma de la queja por la queja se habrán de volver a plantear las necesarias y de sentido común interconexiones de las redes, con unos usos y funciones definidas. Lamentablemente ahora no es posible pensar en ello.

Hay que, con administraciones que sean competentes (no competentes legalmente, sino en términos de saber y eficiencia en la gestión), afrontar las múltiples y conocidas ilegalidades y “chanchullos” existentes en esta materia.

Sólo nos queda –para estos meses que espero sean bien cortos- pagar, al precio que sea, el abastecimiento de agua a quien nos la quiera, pueda o le dejen vender.

Mientras tanto, a sufrir.


Madrid, 31 de marzo.