09 julio, 2008

Psicosis, 1. Gobierno, 0.

Desde todos los partidos políticos que no están al Gobierno, Cristóbal Montoro (PP) en un extremo: “La crisis está en la calle”, hasta los medios de comunicación, Carles Francino (SER) en el otro extremo: “La crisis es un auténtico clamor”, al final se ha instalado la percepción que estamos mal y que vamos a peor.

¿Esta percepción es cierta? En el mundo mediático en que nos movemos si una idea se impone en el imaginario colectivo acaba siendo aceptada como cierta. Aunque no lo sea.

¿Qué se quiere decir cuando se dice que estamos en plena crisis económica? ¿Que no crecemos como antes? ¿Que los indicadores de confianza, de demanda privada, de inflación, tipos de interés del dinero, son peores que los que teníamos hasta ahora? Pues si es esto, si, estamos en crisis.

Ahora bien, ¿Y si en lugar de dejarnos arrastrar por una psicosis (para algunos muy interesada) intentamos mirarlo objetivamente? Por ejemplo, la evolución del crecimiento no en términos de comparación interanual sino en términos de crecimiento consolidado. O, la evolución del número de parados en relación al total de la población activa. O, qué está pasando a las economías de nuestro entorno en términos de crecimiento o de inflación.



Todo el mundo está de acuerdo en las causas del fenómeno que estamos sufriendo: las externas derivadas de la economía globalizada (petróleo, alimentos, liquidez,..) y las internas derivadas del estallido de la burbuja inmobiliaria. De las primeras poco se puede hacer desde políticas “nacionales”. De las segundas es preciso que el ajuste se haga por si solo y que los que hasta ahora se han beneficiado del desbarajuste asuman también los perjuicios consecuentes.

El Gobierno, atrapado por su obsesión mediática, en lugar de afrontar la situación pidiendo calma, explicando los lógicos ajustes que comporta el cambio de ciclo, estableciendo puntuales medidas paliativas para colectivos concretos, no dejándose engatusar por voces chillonas, acaba asumiendo la imagen de la crisis lanzando, uno tras otro, paquetes de medidas, algunas de ellas de cuestionable eficacia al menos a corto plazo.

Ciertamente, en el debate político la soledad siempre provoca miedo de ser incomprendido por la ciudadanía y el vértigo de quedar colgado en el vacío. Algo hay que hacer, o hacer ver que se hace algo.

Debate, con comparecencia forzada del Presidente del Gobierno, la semana que viene en el Congreso en sesión extraordinaria (puesto que estaremos fuera del periodo ordinario de sesiones que marca la Constitución) con el consiguiente reforzamiento de la imagen de la crisis (si hace falta hacer esto es que estamos muy mal). Los que han creado, mantenido y amplificado esta imagen han ganado.

Madrid, 25 de junio.

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