09 agosto, 2008

Castilla.

¡Vamos, que esto ya se termina! La última etapa de las Jornadas. Salimos de Santa Maria la Real de Nieva y enfilamos carreteras rectas en la llanura castellana hacia el telón de fondo de la sierra de Guadarrama. Un hilo gris en medio del amarillo de los campos. Pocos árboles. Calor.

Los “empujadores”, hoy no hay que calificarles de ángeles, nos hacen ir a buen ritmo, incluso nos apresuran en el llano para mantener unido al pelotón.

El avituallamiento se hace en Martín Miguel (vaya nombre para un pueblo, pero parece que es por el que lo repobló debe de hacer ochocientos o novecientos años). Han restaurado la iglesia y nos la enseñan orgullosos. Tienen un retablo, el mayor, churrigueresco, y en un lateral otro anónimo del siglo XVI trasladado de una ermita ya desaparecida, los dos también recientemente restaurados. En los últimos años con los tesoros que hay en las iglesias castellanas se han montado las exposiciones de “Las edades del hombre” que han recorrido con gran éxito toda la geografía castellana. La pregunta que me hago siempre que me detengo en pueblos como éste es cual será su futuro dentro de poco tiempo cuando la gente mayor que ahora todavía los habita haya desaparecido. Los que estén cerca de una capital aún, pero los otros ya veremos qué final les espera.



De repente, marchando a buen ritmo, levanto la cabeza y se me presenta la silueta de Segovia con los inconfundibles Alcázar y Catedral recortados contra el cielo. Paramos a la entrada para afrontar los últimos metros de la carrera. En cuesta arriba y con adoquines, el terrible pavés de la París-Roubaix de los titánicos corredores ciclistas. Los primeros mil metros son fuertes, pero poco a poco se hacen. Molesta más la irregularidad del pavimento. Los últimos ya son llanos y ya estamos en la meta. Caras de satisfacción en los participantes. Hemos completado el recorrido y los cinco días de marcha.



Nos duchamos y cambiamos, y comemos de pie en el Polideportivo “Pedro Delgado, en honor del vencedor del Tour de Francia. En el último día, estamos en una capital, tenemos unos vestuarios formidables. Todo el mundo ya tiene ganas de volver a casa, así que pocas formalidades. Los últimos reconocimientos a todos los que nos han ayudado y a las tres de la tarde ya en el coche para atravesar media España e ir a dormir a Mataró. Ahora, con aire acondicionado y con un buen motor no es ningún problema.

En la entrada de San Esteban de Gormaz suena el teléfono, manos libres.

-“Si, ¿diga?”

-“Hola, soy Pepe Blanco…”

¡Coll… qué susto!

-“...era para comunicar que acabamos de acreditarte para el Congreso del PSOE…”

¡Una grabación!

Mañana deberé regresar a Madrid, para la sesión extraordinaria del Congreso en la comparecencia del Presidente del Gobierno sobre la situación económica y el viernes otra vez para el Congreso federal. Ir y venir.

José Félix, el fotógrafo oficial del acontecimiento, nos enviará más adelante un CD con un montón de fotografías que ha ido haciendo estos días. Tendré otro buen recuerdo de las Jornadas ciclistas Parlamentarias de este año y espero que pueda mantener la forma y las ganas, pese a la edad, para poder volver a participar en las del año que viene.



Bienaventurados los que alcanzan la cima

Porque será cuesta abajo el resto del camino.


J.M.Serrat, 1987.



Mataró, 3 de juliol.

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