12 mayo, 2010

El pulso perdido.

Podía pasar y ha pasado (Nervis,2: Neguit). Nos han doblegado. Somos dependientes, dependientes del crédito, y éste lo manejan los “mercados”, aquellos que nos dejan los recursos, recursos que necesitamos para cubrir la diferencia entre los gastos que hacemos y los ingresos que obtenemos. Se estaban poniendo cada vez más nerviosos, ya se sabe que los prestamistas son asustadizos y conservadores, y nos les ayudaba en absoluto que se manifestara continuamente la debilidad parlamentaria del Gobierno azuzado tanto a la izquierda como a la derecha con la irresponsabilidad de pedir más gasto y a la vez menores ingresos y retraer continuamente que no haya reformas, las reformas que ellos quieren (Nervis,1: Esverament). Nuestros datos, comparativamente buenos o paralelos de otras economías, no han sido suficientes.

¿Qué comporta en concreto que nos hayan ganado el pulso? Ajuste, y ajuste duro. ¿Lo entenderá la población? Dependerá de cómo se venda el ajuste por parte de todos los agentes sociales y mediáticos. Supongo que no.

Nos hemos resistido como gato panza arriba confiando en que tendríamos fuerza suficiente para aguantar la situación. Que ésta mejoraría y que lograríamos mantener la confianza externa necesaria para pasar el temporal. Pero éste ha arreciado en lugar de remitir. No hemos podido aguantar el pulso. Nos han doblegado.

Madrid, 12 de mayo.