15 junio, 2010

El recorte.*

*(artículo para Capgros.com)
¿Alguien piensa que a cualquier Gobierno, del signo que sea, le gusta efectuar recortes presupuestarios? ¿Ir a menos en lugar de ir a más? ¿Alguien cree que al Gobierno socialista español le ha sido fácil tomar las últimas medidas fiscales? ¿Quitar en lugar de dar?

En la actual ligereza de la política en todas partes es a regañadientes, arrastrados y en el último momento cuando se toman las decisiones ineludibles e ineluctables. La situación debe de ser muy grave, piensa la ciudadanía. Ciertamente, estamos en medio de una vorágine de la que saldremos mal parados, que nadie lo dude.

En el mes de febrero del año pasado hacía un comentario sobre los comportamientos del personal, políticos y administrados, al afrontar la crisis: “No sé si hay atrevimiento para hacerlo y si habría receptividad para escucharlo”. El Gobierno se ha, se está atreviendo. Los administrados, sorbo a sorbo, se lo van, o se preparan por tragárselo.

En las explicaciones públicas que hago siempre incluyo el cuadro de los datos de las liquidaciones del Presupuestos generales del Estado del últimos años publicadas por el IGAE.

Hasta el 2007 conseguimos más ingresos que gastos, lógico con la marcha boyante de la economía en aquellos años. Como explican los economistas, España hacía correctamente los deberes. Se podía gastar, se podían contener o bajar los ingresos, había superávit, se iba rebajando (en porcentaje) el endeudamiento.

En el 2008, con el desmoronamiento del crecimiento económico, la situación cambia. Se mantiene el gasto para reactivar la economía, bajan los ingresos manteniendo las “alegrías” fiscales, y se cambia el signo del resultado hacia déficit.

El 2009 es un desastre, el gasto continúa creciendo, los ingresos se hunden retrocediendo a niveles inferiores al 2002, el déficit se dispara. La relación a finales del año pasado, a grandes rasgos y para entendernos, es que gastamos 30 (billones de las antiguas pesetas), ingresamos algo menos de 20, y se produce un déficit de más de 10. 30-20-10, se entiende fácilmente.

A buscar los dineros que faltan afuera, a quién nos los deje. ¿Hablamos? A éstos los podemos tildar de lo que queramos, usureros, especuladores, “estrangula pobres”, “saca mantecas”, tanto le da. ¿Hablamos? Sí, sí, ya nos dejan, pero con condiciones, que no sólo son del tipo de interés, sino de garantías de devolución. ¿Hablamos? Estamos en manos de otros que tienen sus intereses y sus reglas del juego que nos pueden gustar más o menos. No son nuestras, son las suyas. ¿Hablamos? Somos dependientes.

No somos los únicos en esta historia. Con más o menos intensidad, todos nuestros vecinos están igual o parecidamente. La nueva fase de la crisis que se comenzó el año 2008 no es la de la estabilidad del sistema financiero (las consecuencias de Lehman Brothers), no es el desmoronamiento del crecimiento que tocó fondo en el segundo trimestre del 2009. Ahora, 2010, se trata de asegurar la solvencia de nuestro endeudamiento. De que seremos capaces de devolver lo que nos dejen.

No es que nuestros indicadores, los españoles, sean demasiado diferentes o peores que los de nuestros vecinos, pero algunos de ellos tienen un plus de respeto (real o supuesto) mayor que el nuestro. Cualquier que ha ido a una oficina bancaria sabe que quiere decir esto de la confianza en el trato con los acreedores. La trayectoria, la impresión, la imagen personal, el “palique”, la empatía, los prejuicios, juegan tanto o más que los datos objetivos que se ponen sobre la mesa.

Aquí estamos pues, a recortar. Empezamos con el Presupuesto para este año, allá por el octubre del 2009. Después con el Plan de austeridad a Bruselas a comienzos del 2010. Ahora, en mayo, con un duro ajuste. Y los alemanes, y los franceses, y los italianos, y los ingleses,... Es la economía europea la que se tambalea, son la moneda y las instituciones comunes las que la están bailando.

Ahora, es la hora de la contracción del impulso público que ya no se puede mantener porque los que nos deberían dejar los recursos para hacerlo han dicho basta. Apenas se notaban indicios de salida del desmoronamiento del crecimiento que dibujaba una nítida uve y quizás asistiremos en los próximos meses a una inflexión que conllevará ver dibujada una uve doble, con la recuperación para más adelante.

Madrid, 11 de junio.

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