12 septiembre, 2013

Una bullanga simpática.


11 de septiembre 2013, 4,58PM, una militante republicana escribe en Twitter: “És un país de "friquis": tots de color groc i fent xerinola als vorals de les carreteres! #ViaCatalana #CatalanWay pic.twitter.com/YqM3ljzQN2” (¡Es un país de “frikis”: todos de amarillo y haciendo jolgorio en las cunetas de las carreteras!)
Sí, de arriba abajo del país un gentío de amarillo llenó ayer las carreteras como era de esperar, sin sorpresas, estaba descontado. La familia entera de fiesta, desde la abuela y la tieta hasta los niños. Grupos juveniles cómo si fueran a la celebración de una gesta futbolera. Los más concienciados con la estelada como capa, enardecidos y convencidos. Nada que ver, pues, con las explosiones de rabia que de tanto en cuando hacen las masas en cualquier sociedad y que hará pronto doscientos años se dieron aquí. Ahora es una llamarada descontrolada, que no controla nadie muy bien, que puede acabar en un incendio pavoroso o en un simple humo de pajas.
 
11 de septiembre 2013, 6,47PM, un veterano conductor local de debates televisivos escribe en Twitter: “És evident que la cadena humana ha estat un èxit arreu del país. La pregunta és: I ara què?” (Es evidente que la cadena humana ha sido un éxito en todas partes del país. La pregunta es: ¿Y ahora qué?)
Sí, ¿y ahora qué? Alguien tiene que moverse para dar respuesta, alguna respuesta, a la inquietud ciudadana manifestada largamente (nunca mejor dicho).
Pronto hará diez años, cuando asumió la Presidencia de la Generalitat,  Pasqual Maragall intentó una vía para mejorar el sempiterno ensamblaje de Cataluña dentro de España. Quizás sólo era una maniobra táctica, pero había una ambición innegable de fondo. Aquel intento, que creo que se tenía que haber medido mucho más especialmente cuando iban cambiando las circunstancias, fue boicoteado por unos de allá (no todos los de allá) y dinamitado por dentro por otros de aquí (no todos los de aquí), con el resultado de todos conocido: el Estatuto del 2005 es ahora un muerto viviente del que nadie habla. Ahora ya estamos en otra fase, en otro momento.
 
11 de septiembre 2013, 6,55*PM, un joven comentarista político escribe en Twitter: “Maragall a la #viacatalana és per mi el símbol més important del dia. pic.twitter.com/vNgsq8XUJM.” (Maragall en la Via catalana es para mi el símbolo más importante del día)
No, es la imagen de la vía, también catalana, que no resultó, que fracasó. Que hicieron fracasar los que ahora mandan aquí y allá. ¿Recordáis?: Artur Mas negociando con Zapatero al margen del Gobierno de la Generalitat; ERC, que estaba en el Gobierno, pidiendo el voto en contra al Referéndum del nuevo Estatuto; el PP encabronando al resto de España y usando toda la artillería que tenía a mano contra el proceso. Ahora, todos estos son los que tienen en la sus manos dar una respuesta a la manifestación ciudadana que ellos, por activa y por pasiva, han contribuido a engordar. Maragall hoy, o ayer, sólo es el símbolo del intento que no llegó a buen puerto porque le echaron a pique la barca.
 
¿Que ahora se busque otra salida? Lógico. ¿Que parece que para mucha gente sólo hay una ? Cierto. ¿Que ésta sea muy difícil e improbable? Innegable, a menos que se vaya, y se vea, con anteojeras de burro.
Expectación. Cuando la olla está hirviendo no se puede mantener la tapadera puesta ya que puede explotar. A ver qué harán los que la tienen en sus manos. Sería un bonito espectáculo mirárselo si no fuera porque los estragos que pueden hacer todos estos insensatos  juntos nos pueden salpicar.

12 de septiembre.