13 septiembre, 2007

Si hubiera de haberlo, el "relato" será otro.*

*(Mi reflexión en el 11 de septiembre).

En torno al 11 de septiembre en Cataluña cada año sube la fiebre nacionalista. Es consustancial. Este año, más que en otros años, los políticos, los analistas y los comentaristas se han interrogado sobre el “relato” del catalanismo. Si hoy existe alguno.

Ahora hace exactamente treinta años nos echamos a la calle gritando la consigna de la Asamblea de Cataluña: “Libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía”. (¡ y nada más!). Lo conseguimos. Las tres cosas: fuimos una estructura política democrática, recuperamos los luchadores y represaliados y nos organizamos administrativamente con unas características de autogobierno innegables (de TV3 a los mossos de escuadra, de la educación a la sanidad).

Hace treinta años, al menos en mi memoria, el discurso nacionalista no parecía hegemónico (vid. el resultado electoral del 15-J-77). Lo fue más adelante, en los años ochenta de la mano de Pujol y de la ambigüedad y debilidad de los otros. Vivimos, y estamos todavía viviendo, en un entorno marcado por la identidad por encima de todo. La presencia hegemónica del nacionalismo de CiU en la administración pública catalana, que construyó a partir de cero, lo marcó. Lo nuestro. Todos ayudamos a proclamarlo por calles y plazas. Vean sino los nombres de los callejeros de nuestros municipios. Cuando erigimos un monumento a Antonio Machado fuimos criticados. ¡Qué lejos hemos quedado de l’espíritu del 77!

Y este ambiente ocultó los cambios que se estaban produciendo dentro de nuestra sociedad y fuera de ella. Cambios que tendrían que haber producido un nuevo “relato” social pero que el discurso nacionalista no permitía ver con toda su fuerza.

En estos años, en el mundo, cayó el muro de Berlín y se produjo el hundimiento del sistema soviético y el abandono del comunismo. Se hicieron visibles, ahora se ve con qué fuerza, los países BRIC con centenar de millones de habitantes. La Europa de los seis pasó a la de los veinticinco, con una potencia administrativa considerable a la que voluntariamente nos hemos adherido. El euro como ejemplo. España se convirtió en una nueva realidad en todos los ámbitos: sociales, económicos y políticos, rompiendo y alejándose de los tópicos que la habían lastrado tradicionalmente. Cataluña vio establecerse a nueva gente que la hace más mestiza. En lugar de Emili Vendrell cantando “L’emigrant” es la Orquesta Árabe de Barcelona la que se instala en el Auditorio. Y nuestra base industrial que nos había hecho diferentes ya no es tan primordial en una economía moderna.

No hay que olvidar los cambios culturales, en el sentido de actitudes y conocimientos, que han comportado, y lo harán todavía más en el futuro, los adelantos de la sociedad de la información y la economía del conocimiento.

¡Y nuestro “relato”..., entre Torras i Bages y Valentí Almirall, en el siglo XIX!

Y ahora, cuando tenemos un Presidente “castellano”, se rasgan los velos que cubrían las esencias. Y hace falta... volver a la reflexión metafísica: ¿Quiénes somos? Si es que somos. ¿De dónde venimos? Si venimos de algún lugar. ¿A donde vamos? Si vamos a algún sitio.

Quizás si que hace falta construir un “relato” nuevo, pero no sobre el antiguo. No sobre un tiempo que ya ha pasado, y un espacio que ya no es. En todo caso hace falta hacerlo sobre la nueva realidad, sobre la pura y dura realidad de hoy y del camino que se divisa de antemano. Dejémonos de monsergas y fanfarrias.

Madrid, 11 de septiembre.

07 septiembre, 2007

Ocurre a menudo*

*(artículo para Capgros.com)
Ocurre a menudo. Muchas veces determinadas acciones de gobierno (de cualquier nivel de gobierno) provocan manifestaciones de desencanto, e incluso de rechazo, de aquellos que tendrían que apoyarlas o de aquellos a quienes van dirigidas.

Esto pasa, entre estos últimos, porque las expectativas levantadas o no se cumplen, o quedan por debajo de las imaginadas, y entre los primeros porque esperan que los gobernantes hagan propio todo su programa en el que sólo coinciden en parte. ¡Queremos más!, y ¡No es suficiente!

Esta reflexión viene al hilo de las recientes manifestaciones de Durán i Lleida de que el Gobierno de Rodríguez Zapatero es el que ha tratado peor a Cataluña.

Mi visión es radicalmente distinta. Ciertamente, para Durán, como también para ERC y para ICV, el Gobierno socialista en Madrid quizás no está cumpliendo, o quizás no ha cumplido, las pretendidas expectativas que ellos esperaban o deseaban. Pero, veamos algunos ejemplos de su acción de gobierno.

La legislatura arrancó, entre otras cosas, con la modificación de la Ley de horarios comerciales. El Decreto Rato del año 2000 establecía que en enero del 2005 habría liberalización total de los horarios comerciales. Contrarreloj se aprobó una nueva Ley que reconducía el tema. Seguramente alguna otra fuerza política hubiera querido un resultado distinto, pero lo cierto es que después de los ocho festivos mínimos establecidos por cada CCAA el tema se ha pacificado casi completamente. Ya sé que afecta a todo España, pero los “botiguers” catalanes eran muy activos en el tema.
¿Quien trató peor a Cataluña: el PP, o el PSOE?

La lucha para la devolución de los denominados “papeles de Salamanca” ha sido larga y está todavía inconclusa. Pero en medio de fuertes tensiones el Parlamento aprobó una Ley que permitía su regreso, y efectivamente una parte de éste ya está realizado. Hay que recordar que el alcalde de Salamanca (PP) bautizó la calle del Archivo como “calle del Expolio” (¡qué acierto!), y que los populares cuestionaron todo lo que pudieron sobre este tema.
¿Quien ha tratado peor a Cataluña: el PP, o el PSOE?

Cumpliendo su programa electoral el Gobierno, con el entonces ministro Montilla, se acordó y se hizo efectivo el traslado de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones a Barcelona (Cataluña). Las resistencias fueron muy grandes con impugnaciones judiciales incluidas. El Gobierno de la Comunidad de Madrid, del PP, fue y es todavía muy beligerante.
¿Quien trató peor a Cataluña: el PP, o el PSOE?

El caso más claro y sangrante ha sido la discusión, aprobación y desarrollo del nuevo Estatuto de Cataluña. Buena parte de la legislatura se ha vivido bajo la alargada sombra que ha proyectado este tema. Cualquier asunto era visto por los populares como derivado del capricho de los socialistas para contentar a sus socios nacionalistas e izquierdistas que querían romper España. Creo que es el tema más claro, y los nacionalistas catalanes lo saben. Toda la política española ha estado envenenada por este tema. Hay un recurso del PP en el Tribunal Constitucional. Bien, qué más hay que decir si todo es bien conocido.
¿Quien ha tratar peor a Cataluña: el PP, o el PSOE?

Las dificultades derivadas de las obras de la llegada del AVE a Barcelona han conllevado muchos dolores de cabeza a la ciudadanía en los últimos meses. Innegable. Pero son problemas derivados de una actuación inversora que la sociedad, política, civil y mediática, reclamaba unánimemente. ¿Se podía haber hecho mejor? Quizás si, pero recordemos que el AVE llegó a Lleida a 200 Km. / hora, con un recorrido lleno de deficiencias que fue preciso corregir, y que el abandono de las Cercanías en el últimos años era patente. En diciembre el AVE llegará (crucemos los dedos), pero quedará trabajo por hacer en infraestructuras que el Gobierno ha reconocido.
¿Quien trata peor a Cataluña: el PP, o el PSOE?

Como último ejemplo, y del que se ha hablado poco. El modelo de crecimiento de la economía española está cambiando. De la “locomotora” de la construcción estamos derivando otra vez hacia la industria que no habíamos de haber abandonado. Y Cataluña continúa siendo líder en actividad industrial. El Gobierno socialista recuperó el ministerio de Industria, y de la mano de catalanes: Montilla, Clos, Trullén, Nieto,... está logrando cambiar nuestro modelo de crecimiento. ¡Y el último dato es que continuamos creciendo a una tasa del 4,-%!
¿Quien ha tratado peor a Cataluña: el PP, o el PSOE?

¡Cuidado, Durán! No sea que para querer volver a tener algún protagonismo se pretenda a golpe de ariscas declaraciones que estamos en Guatemala y acabemos en Guatepeor. Porque la alternativa de gobierno en España sólo puede ser del PP, y ¿Quien tratará peor a Cataluña: Un Gobierno de Rajoy & Cía, o un Gobierno de Rodríguez Zapatero?

Esto es lo que hay.

Mataró, 1 de septiembre.