14 noviembre, 2006

Retos y oportunidades*

*(artículo para Capgros.com)

Los ciudadanos ya han hablado. Yendo a votar, o no yendo. Manteniendo, o cambiando el voto de otras veces. Favoreciendo o castigando las opciones que se presentaban. Ya estamos en proceso de proclamación y constitución de la nueva composición del Parlamento de Cataluña. Ahora, serenémonos un poco que hasta la semana de los tres jueves (la de la Constitución) no tenemos que ser continuada portada fija en los medios.

Era de esperar con mucha certeza que el resultado conduciría a la necesidad de coaliciones para gobernar. La misma noche electoral las teníamos sobre la mesa. Con el resultado conocido, un posible gobierno en minoría se había desvanecido. De las coaliciones posibles, tres, los partidos de izquierdas han optado por repetir la fórmula que ya ensayaron en el 2003. Y está naciendo “la Entesa”, una nueva Entesa. (según el Diccionario Fabra, entesa es el hecho de entenderse con alguien).

En Madrid, y también en Cataluña, se ha traducido entesa por “entendimiento”. Creo que sería más acertado “acuerdo” que es la primera traducción que da el diccionario catalán castellano de la Enciclopedia. Hay un nuevo acuerdo entre PSC, ERC y ICV-EUA. 70 diputados sobre los 135 del Cámara catalana, suficientes para gobernar frente los 48 de CiU, los 14 del PP y los 3 de Ciudadanos, que difícilmente pueden coincidir demasiado.

Esta opción tiene retos y oportunidades. El reto principal que tiene es la superación del mal funcionamiento de la vez pasada. No tanto de gestión, que todo el mundo coincide como buena y que quedó enmascarada por los ruidos y escándalos, sino por la visualización de la misma. Del futuro Presidente de la Generalitat y de los socios coaligados será la responsabilidad de su superación. No creo que sea fácil. Serán precisos muchos esfuerzos, pero lo que apuntan los medios estos días es positivo y esperanzador. Yo, no es ningún secreto, confío en Montilla. Este reto puede verse desde dos perspectivas: la optimista, que dice que de los errores se aprende; y la pesimista, que dice que gato escaldado huye del agua tibia. Hace falta apostar fuerte por la optimista, aunque ya se sabe que un pesimista es un optimista informado. Si fracasa esta segunda tentativa el batacazo para la izquierda (toda la izquierda) puede ser descomunal, y tal y como va el mundo de hoy no nos lo podemos permitir.
Las oportunidades vienen de la posibilidad de desarrollar una acción de gobierno que se había quedado a medias y demostrar a la ciudadanía que se puede estar realmente por los problemas de la gente (la educación, la vivienda, la economía, la inmigración y la nueva ciudadanía, la movilidad, la cohesión social,...) Hay mucho trabajo que hacer, y ahora no hay que pensar en mucho tiempo en el marco que debemos hacerlo. El nuevo Estatuto es la herramienta que debemos desarrollar para poder hacer este trabajo, pero ya no debemos discutir más sobre el mismo. ¿Lo entiende por igual todo el mundo?

Pero, más allá de la acción de gobierno inmediata, creo que estos últimos años han traído un clímax de debate identitario que ha tocado techo. Ya me pregunté hace un tiempo si no era suficiente, si no hacía falta volver a pensar el camino iniciado ahora hace 150 años por los que empezaron a reflexionar sobre lo que éramos y hacia dónde íbamos los catalanes/as. Estamos en otras coordenadas. El mundo se mueve y cambia a velocidad de vértigo. Las sociedades y las economías se dislocan brutalmente. Ahora es preciso, más que nunca, volver a reflexionar sobre hacia dónde vamos. Pero no como pequeñas colectividades de un rincón del Mediterráneo occidental, sino como elementos de un conjunto universal interrelacionado. La seguridad, el medio ambiente, la energía, los mecanismos de control y de dominio, las desigualdades, las inmensas posibilidades de la ciencia y la técnica, la necesidad de nuevos instrumentos políticos, la comunicación, la manipulación,... Todo a otra escala.

Debemos mirar más el mundo y menos a nosotros mismos.

Mataró, 10 de noviembre.

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