17 marzo, 2008

Ahora y aquí. Secuestrados.*

*(artículo para Capgros.com). “Ahora y aquí” es el título que quiero que tengan mis colaboraciones en esta nueva etapa.

El resultado electoral que conllevó la expresión en las urnas de los ciudadanos y las ciudadanas de Cataluña el pasado domingo fue contundente.

En primer lugar, en cuanto a participación. Lejos de las elevadas cifras de abstención de las últimas contiendas, autonómicas y municipales, la participación sin ser de una magnitud espectacular, incluso inferior de la del 2004, volvió a niveles digamos normales para lo que pasa más habitualmente desde la restablecimiento democrático.

En segundo lugar, proporcionó una victoria espectacular a los socialistas. 25 de los 47 escaños en juego fueron a parar a sus manos, (cuatro más que en el 2004. La mayoría de la representación catalana está en manos del PSC), dejando la segunda posición para CiU que consiguió mantener los 10 que ya tenía, y distanciándose todavía más del PP, 17 escaños, pese a que también los populares aumentaron en 2 los suyos. La diferencia entre los socialistas y los populares en toda España es al final de 15 escaños lo que realza el resultado en Cataluña. Hecatombe en casa de los de ERC, de ocho a tres, y decepción en ICV que pierde uno de los dos que tenía. Tanto ERC como ICV dejarán, a menos que haya sorpresas o piruetas complicadas, de tener grupo parlamentario propio. Los canarios de CC que ya habían perdido el grupo por divisiones internas a finales de la pasada legislatura tampoco lo recuperan. De ocho grupos parlamentarios a comienzos del 2004 a cinco en el inicio del 2008. Más de un tercio menos de palabras en el Diario de Sesiones.

La sorpresa de muchos analistas, comentaristas, opinantes y tertulianos profesionales ha sido grande. Pero, ¿En Cataluña no había una mar de fondo fruto del “desbarajuste” en la gestión del Gobierno Central de los socialistas? ¿No había un cabreo que afloraría en las urnas dejándolas medio vacías? Incluso ilustres veteranos de la política preconizaban el voto en blanco (del que hubo menos que nunca). ¿Qué pasó el domingo? ¿Los catalanes/as son en su mayoría una pandilla de “masocas”? O, ¿Es que realmente son más inteligentes de lo que aquellos piensan, y comprenden mejor lo qué pasa y saben discernir el grano de la paja?

Y también con gran sorpresa constataban muchos de los aquellos “vividores” de la palabra (perdón, no es peyorativo, es indicativo de un oficio) que el conjunto de España se inclinaba hacia el bipartidismo culpando a las dos fuerzas principales sin querer hacer ningún análisis de qué había llevado a las otras a deslizarse hacia la marginalidad, y a CiU, por ejemplo, a mantenerse.

Ningún reproche a los navajazos que los restos del desprestigiado movimiento comunista camuflado de verde protagonizan por todas partes y dejan a personas respetables en el umbral de la puerta de salida para que se vayan. Ni ninguna valoración merece la inmadurez (parece que congénita) de los republicanos como se continuó poniendo de manifiesto el mismo día siguiente de la jornada electoral adentrándose por los caminos del extra parlamentarismo, sino todavía en número si en cuanto a las actitudes.

Lo que hay mucho en Cataluña es un continuado secuestro de la opinión a partir de la publicación de una especie de pensamiento políticamente correcto que gesticulando, gritando y pontificando, incluso con altivez, intenta y muchas veces consigue una centralidad y preponderancia de la actividad política pública, que como quedó bien patente, está muy alejado no sólo de las necesidades reales de la gente sino de la voluntad mayoritaria de la población.

Las fuerzas mayoritarias deben colocar a cada cual en su lugar en aras de la expresión de la voluntad democrática que manifiestan los ciudadanos, no de la de aquellos que consiguen notoriedades extravagantes y muchas veces inmovilizan acciones que hay que emprender o proponiendo caminos que no llevan a ninguna parte. Son los ciudadanos/as los que tienen la razón, no lo que cuatro iluminados, o ignorantes, muchas veces nos proponen. Y es preciso que la autoridad obtenida por esta voluntad democrática se imponga, con el respeto conveniente para todas las opciones lo que quiere decir escucharlas y atenderlas hasta cierto punto. El punto en que no sean ellas las que se impongan contra la voluntad mayoritaria. Sería un clamoroso secuestro de esta voluntad.

En Mataró tenemos algunos ejemplos en los últimos tiempos de esta perversa práctica política que nos puede conducir a superar las “capgrossades” (actitudes cabezonas típicas de la ciudad) más sublimes que están fijadas en el imaginario ciudadano de Cataluña. En democracia atender a la diversidad de visiones y opiniones no quiere decir la aceptación acrítica de todas las propuestas que se hacen. El conjunto de la sociedad, y su expresión más genuina que es el gobierno democrático, ha valorarlas en lo qué representan, ni menos ni con desprecio, pero tampoco ni más de lo que representan en realidad.

The answer, my friend, is blowing in the wind, no en las proclamas y actitudes más o menos arrebatadas, espectaculares o pretendidamente innovadoras que demasiadas veces tienen más predicamento del que deberían tener y se las escucha más de lo que se las tendría que escuchar.

Mataró, 15 de marzo.

Post scriptum: Respecto a muchos de los comentarios que ocasionan estos y otros escritos lamento el tono y el contenido que tienen. Mi comportamiento hacia los mismos lo dejé claro hace muchos pocos días en mi diario personal y público en la entrada Els borinots”, “Los moscardones”.

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