La foto, quién lo acompaña
también, es expresiva. “Esto es así, ¿Qué
queréis?”
Contra ataca con una
formalidad: Hacedme una censura. Obvio, pero inviable, como es bien sabido. Por
lo tanto,... impotencia e impunidad.
Su fuerza, o lo que le
aguanta, es un formulismo. Si las instituciones democráticas se han de aguantar
sólo con formulismos mal vamos, puesto que estos pueden vaciarlas de contenido,
la historia nos lo ha enseñado muchas veces.
El otro dice que fue
engañado, que se confió en quien no debía. ¡Hombre, después de todo lo que
estamos viendo, no joda! Todos sabemos cómo van estas cosas. Le aplauden los
suyos hasta con las orejas. Normal, son los que se han beneficiado de todo esto.
Si no, ¿de qué estarían ellos y ellas dónde están? Tiene que haber alguien que
haciendo el trabajo sucio facilite la marcha de las cosas, y esto tiene sus
compensaciones, implícitas o explícitas.
(el gran Forges en El País)
También su fuerza viene de otro formulismo. Hace falta estabilidad y la mayoría
absoluta que tiene el grupo la da. No se puede hacer nada. Por lo tanto,...
impotencia e impunidad.
Las instituciones debilitadas, más debilitadas todavía. La credibilidad por los
suelos, más abajo todavía. Será duro de soportar todo esto. Cerremos la puerta,
hace calor. Vamos a tomar el fresco allá donde sea posible.
1 de agosto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario