08 julio, 2013

Cansados y aburridos (y lo que nos espera todavía).


Ya no estamos para continuar debatiéndolo. Así que: ¡Adelante! Aceptemos, sin asomo de convencimiento, que “España” nos roba, que nos despluma o trasquila. Aceptemos, con menos entusiasmo todavía, que con los “españoles” no hay nada a hacer, ni nos quieren ni nosotros les queremos. Aceptemos, con toda la resignación del mundo, que el único camino posible que queda abierto es el de la independencia: ¡In, Inde, Independencia!
Es de suponer que con personas de comportamientos pasivos como los descritos no hay que esperar gran entusiasmo, más bien ninguno; tampoco mucha participación, más bien distanciamiento; y ninguna abnegación y sacrificio, ¡Sólo faltaría! Si los hubiere, de sacrificios, sólo los sobrevenidos que no se puedan evitar.
La pregunta que hay que hacer a los agentes cívicos y sociales y al personal con comportamientos activos, entusiastas, abnegados y enardecidos por la inminente perspectiva de cambio radical de la actual situación ya insoportable (sic) es la siguiente: ¿Qué están dispuestos a aportar? Es evidente que poca sangre. ¡Faltaría más en estas alturas de la historia de la humanidad! Poca gente jugará a pecho descubierto. Pero alguna “peceta” (piececilla) tendrán que sacarse del bolsillo, ¿Verdad?
Pero, ¿qué te has pensado? Nos vamos y basta, ¡Ya está! Por principio democrático: ¡Lo queremos, lo decidimos y lo hacemos! Nada más (ni nada menos). Quizás sí, ya veremos. Parece cosa de ilusos, de insensatos o de embaucadores, o de las tres cosas a la vez. No somos Letonia en la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. No somos Montenegro en el estallido de la República Federativa de los Yugoslavos (aunque, ¡Dios mío!, algunos piensan en Kosovo. Ni somos la RASD (pobrecitos estos) del Reino de Marruecos. No te olvides de Escocia y el Quebec. ¡Si sobre todo!
Es fácil engatusar a la gente con perspectivas épicas. La Historia viene llena de ejemplos. También la historia está llena de los resultados de estos procesos.
Pero, por favor, no discutimos más sobre los “principios” y las causas. No hace falta, los damos (es un decir) por aceptables. Vamos al meollo del problema: Va, ¿Cómo se hace esto de irse?
En el Libro del Apocalipsis está escrito: “Y vio un nuevo cielo y una nueva tierra”.


2 de julio.


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