24 septiembre, 2006

Retroceder.*

*(artículo para Capgros.com)

Artur Mas, cabeza de lista de CiU por la circunscripción provincial de Barcelona y candidato a ser propuesto –si ello se tercia- para Presidente de la Generalitat se afana diciendo que el 1 de noviembre por la noche el pueblo de Cataluña debe saber qué Presidente y qué Gobierno tendrá por los próximos cuatro años.

Él y los suyos están muy confiados, demasiado quizás, que serán los que obtendrán el mayor número de parlamentarios, pero no están nada seguros que esto les dé automáticamente la victoria y por esto hacen un llamamiento a una salida que no está prevista en nuestro ordenamiento vigente: que gobierne el que haya tenido más respaldo aunque sea relativo. Esconden sistemáticamente con esto, y quieren confundir al electorado, que no estamos en un sistema presidencialista sino parlamentario, y que será el conjunto de los enviados a la Ciutadella (sede del Parlamento) que decidirá esta cuestión.

Si ninguna fuerza política saca mayoría absoluta –en número de escaños- las salidas son los gobiernos en coalición, o los gobiernos en minoría. Y todo el mundo es consciente de las dificultados de ambos,
ya lo expuse.

Ahora bien, ¿Qué podríamos esperar de una nueva presencia de CiU al frente de la Generalitat?

De entrada: No se tendría ahora de recompensarlos con que sean los que desarrollen el nuevo Estatuto –aún reconociendo que ellos también lo impulsaron y aprobaron- porque con anterioridad no habían dudado en sacrificarlo con tal de tener el apoyo necesario de la derecha centralista para mantenerse en el Gobierno.

Tampoco podemos esperar demasiado del rigor necesario en la gestión económica de la Administración, ahora que las cuentas vuelven a estar claras y arregladas, puesto que es marca de la casa, de la suya, el comportamiento laxo caracterizado por: “hace falta hacerlo(?), ya pagará o arreglará alguien (los que vengan detrás, o los otros)”

El mundo local, y especialmente los “urbanitas” tampoco podemos tener demasiada confianza en un hipotético regreso de CiU a la Generalitat. La necesaria renovación urbana y especialmente el reforzamiento de las redes sociales, ahora necesaria dado el hecho migratorio, no han sido nunca bien vistas por el nacionalismo y no hay elementos para pensar que cambie esta percepción.

La escuela pública, como elemento de cohesión social, puede volver a sufrir como cuando mandaron tiempo atrás. Son conocidas sus concomitancias con la enseñanza privada, concertada o no, y en estos momentos hace falta un fortalecimiento de la red pública para que no se produzcan de hecho dos redes escolares en virtud de los alumnos a quienes atienden, los de aquí y los recién llegados. Igual podríamos decir del necesario fortalecimiento de la universidad pública como elemento de formación de cara a las necesidades del mundo de hoy.

Y, especialmente sería conveniente no volver a la política del victimismo que sólo tiene el corto vuelo de ir arañando continuamente a “Madrid”. Ahora que hay que desplegar el nuevo Estatuto - recordémoslo una vez más, ratificado por los ciudadanos/as- lo que hace falta es negociar con aquellos que han hecho posible el avance en el autogobierno, y no favorecer los contrarios al mismo. Negociar, no pelearse. En este sentido la moción en el Congreso de días atrás sobre el aeropuerto no indica el mejor camino. Es preciso mirar más allá de la queja para encontrar soluciones que sean posibles.

En estas cosas hay que pensar en la carrera electoral que oficialmente ahora empieza. Estos son algunos elementos sobre los que se debe reflexionar por no ir hacia atrás. De las otras alternativas, con sus “pros y contras”, hablaré más adelante.

Mataró, 21 de septiembre.

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