*(artículo para Capgros.com)
El portavoz del Grupo Parlamentario de ERC, desde la tribuna del Congreso, en el recientemente celebrado debate político, preguntó porqué los catalanes debían volver a ceder ahora en sus pretensiones políticas. En el año 1932 fue por la consolidación de la República. En el año 1979, por la democracia. Pero, ahora, en el año 2006, ¿Por qué?
Hay respuesta a la pregunta. Evidentemente fuera de las pretensiones separatistas. Más bien en la dirección contraria. Aprovechando las circunstancias que se dan en Madrid, especialmente la presencia al frente del Gobierno de un político que cree en una estructuración diferente del Estado, ahora se trata de avanzar en la España plural.
Este es el nombre que se le da a un concepto de España que reconoce la diversidad de sus territorios y sus habitantes, y que les cede amplios espacios de autogobierno. Unidad en la diversidad.
¿Esto es bueno por los ciudadanos/nas de Cataluña? SI.
Intuyo que empieza a ser hora de repensar el sentido último de los 150 años (más o menos) del catalanismo político. Nació de unas corrientes ideológicas derivadas de las reacciones contra el racionalismo de la Ilustración y del siglo de las Luces. Intentó, a partir de las fuerzas económicas y sociales progresistas de aquellos tiempos, enderezar un Estado que cambiaba demasiado despacio, a sacudidas, y rechinando a cada paso, ante las necesidades de los tiempos. La frustración del fracaso de aquellos intentos radicalizó las posiciones de algunos y hizo creer que sólo la separación resolvería las aspiraciones catalanas de ir más deprisa y permitir a los catalanes/nas ir más lejos, sin lastres, ni corsés.
Pero los tiempos y el mundo ya no son aquellos. Han cambiado mucho en estos 150 años, especialmente en los últimos. Hay experiencias bien contrastadas, nuevas visiones, perspectivas diferentes. La administración hoy de los asuntos públicos, más amplia y compleja, admito nuevos tipos de governanza. El viejo reino de España ha hecho con la democracia un salto adelante considerable en todos los órdenes. No creo que se pueda mantener todavía la superioridad que demasiadas veces pretendemos lucir los catalanes.
Luego, la propuesta que convenientemente tramitada y discutida, ahora se somete a consideración de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña nos permite unas cuántas cosas:
Adecuar el Estatuto de la transición a la plenitud de la democracia que hemos construido, con más competencias y recursos, y de acuerdo con las necesidades actuales.
Abrir, una vez más, el camino por el que los ciudadanos/nas de otros lugares de España puedan recorrer. Ya no es posible dejarlos atrás.
Afianzar un proyecto compartido con el resto de los españoles/las en el que resueltas las dudas históricas sepamos concentrarnos juntos en los grandes problemas que tenemos con el resto de la Humanidad que, nunca tanto bien dicho, nos llaman a la puerta.
Conseguir una mayor difusión del gobierno de la comunidad, acercando gestión más cerca de la ciudadanía, y obteniendo por lo tanto un mayor control. Barcelona, mejor que Madrid para la sanidad, la educación, el bienestar, la cultura,... En el camino de Mataró, mejor que Barcelona en estos temas.
Asegurar la pervivencia de nuestras particularidades culturales sin que comporten motivo de confrontación.
Sólo en positivo, con el SI iremos hacia adelante.
Madrid, 6 de junio.
Hay respuesta a la pregunta. Evidentemente fuera de las pretensiones separatistas. Más bien en la dirección contraria. Aprovechando las circunstancias que se dan en Madrid, especialmente la presencia al frente del Gobierno de un político que cree en una estructuración diferente del Estado, ahora se trata de avanzar en la España plural.
Este es el nombre que se le da a un concepto de España que reconoce la diversidad de sus territorios y sus habitantes, y que les cede amplios espacios de autogobierno. Unidad en la diversidad.
¿Esto es bueno por los ciudadanos/nas de Cataluña? SI.
Intuyo que empieza a ser hora de repensar el sentido último de los 150 años (más o menos) del catalanismo político. Nació de unas corrientes ideológicas derivadas de las reacciones contra el racionalismo de la Ilustración y del siglo de las Luces. Intentó, a partir de las fuerzas económicas y sociales progresistas de aquellos tiempos, enderezar un Estado que cambiaba demasiado despacio, a sacudidas, y rechinando a cada paso, ante las necesidades de los tiempos. La frustración del fracaso de aquellos intentos radicalizó las posiciones de algunos y hizo creer que sólo la separación resolvería las aspiraciones catalanas de ir más deprisa y permitir a los catalanes/nas ir más lejos, sin lastres, ni corsés.
Pero los tiempos y el mundo ya no son aquellos. Han cambiado mucho en estos 150 años, especialmente en los últimos. Hay experiencias bien contrastadas, nuevas visiones, perspectivas diferentes. La administración hoy de los asuntos públicos, más amplia y compleja, admito nuevos tipos de governanza. El viejo reino de España ha hecho con la democracia un salto adelante considerable en todos los órdenes. No creo que se pueda mantener todavía la superioridad que demasiadas veces pretendemos lucir los catalanes.
Luego, la propuesta que convenientemente tramitada y discutida, ahora se somete a consideración de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña nos permite unas cuántas cosas:
Adecuar el Estatuto de la transición a la plenitud de la democracia que hemos construido, con más competencias y recursos, y de acuerdo con las necesidades actuales.
Abrir, una vez más, el camino por el que los ciudadanos/nas de otros lugares de España puedan recorrer. Ya no es posible dejarlos atrás.
Afianzar un proyecto compartido con el resto de los españoles/las en el que resueltas las dudas históricas sepamos concentrarnos juntos en los grandes problemas que tenemos con el resto de la Humanidad que, nunca tanto bien dicho, nos llaman a la puerta.
Conseguir una mayor difusión del gobierno de la comunidad, acercando gestión más cerca de la ciudadanía, y obteniendo por lo tanto un mayor control. Barcelona, mejor que Madrid para la sanidad, la educación, el bienestar, la cultura,... En el camino de Mataró, mejor que Barcelona en estos temas.
Asegurar la pervivencia de nuestras particularidades culturales sin que comporten motivo de confrontación.
Sólo en positivo, con el SI iremos hacia adelante.
Madrid, 6 de junio.
1 comentario:
Coincido al 100%.
No se defienden más los intereses de Cataluña por el hecho de ser independentista, que es lo que creo que piensan en ERC.
El día en que la diversidad no sea motivo de confrontación en España, este será otro país, y mejor.
Un saludo.
*Por cierto, conocí su blog porque el 3 de diciembre pasado, ocupé su escaño durante unos minutos en el Congreso en la jornada de puertas abiertas.
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