21 abril, 2008

La retaguardia.

La invencibilidad es cuestión de defensa, la vulnerabilidad, una cuestión de ataque.
Maestro SUN TZU.


1. La intendencia. El estado de la economía.

Van saliendo cucarachas del nido y cada vez hay más, y más gordas. Las perspectivas económicas son peores. El tema de la construcción ya era conocido, pero la crisis financiera internacional parece que es más profunda.

No estamos mal preparados para recibirla. Todo lo contrario. Ya lo he explicado muchas veces. Seguramente el nivel de recaudación que se consiguió en el año 2007 cubre ya las previsiones presupuestarías del 2008, por aquí, pues, ningún problema. Garantizados los ingresos veremos si tenemos suficiente con los gastos previstos. Habrá que poner recursos adicionales en partidas que ayuden a estimular la actividad económica, especialmente en la construcción pública, y para atender los incrementos de necesidades en la atención social. Este aspecto es especialmente relevante si no queremos dar alas a reivindicaciones xenófobas derivadas del aumento de prestaciones a la población recién llegada.

Los bajos niveles de endeudamiento público permiten sin dificultad plantearse –si es necesario- la asunción de un incremento de gasto que no pueda ser soportado por los ingresos que se produzcan.

Cuidado con dos elementos más. Nuestros dos puntos flacos tradicionales, los intercambios exteriores y la inflación. Respecto al primero, la desaceleración en nuestros principales mercados no nos ayuda a exportar, como tampoco lo hace el alto valor de intercambio del euro respeto al dólar. Este último solo ayuda en las compras de productos que se hacen en dólares (petróleo, por ej.) Respecto a la inflación, las medidas que se deberán tomar van en la línea contraria de la estimulación de la economía y creo, también lo he dicho, que hay que preparar a la población para asumir nuevos equilibrios. Esto es especialmente relevante para determinados sectores de la economía que pueden ver truncadas sus expectativas de crecimiento, pero en caso alguno supone reducciones generalizadas de los estándares de atención de nuestras necesidades. Cambiar de coche cada siete años en lugar de cada cinco provoca problemas a los productores de vehículos y de rebote a la economía en general, pero no implica que renunciemos a las altas cotas de confortable movilidad individual de las que disfrutamos ahora. Reducir, acortar o simplificar los destinos turísticos comporta tensiones en los que operan en este campo y en los centros receptores, pero tampoco en caso alguno representa un empobrecimiento más allá de las expectativas viajeras que no son ciertamente necesidades primarias.

Habrá que prestar especial atención a la intendencia. La tenemos bien ordenada y podemos controlar las consecuencias de la situación general (que no específicamente española) por la que atravesamos, pero sin distraernos lo más mínimo.



2. La defensa pasiva. La aplicación de la Ley de la Dependencia.

Toda la campaña electoral para los que íbamos por el territorio y a actos específicos del tema fue “una machacada” continuada sobre la aplicación de la Ley de la Dependencia. Las expectativas puestas en esta Ley como instrumento para ayudar a mejorar las condiciones de vida de las personas que no tienen autonomía personal y de quienes las cuidan provocó que se diera por hecho todo un largo proceso que durará todavía un cuantos años más y que está arrancando con muchas dificultades y problemas. Los/las candidatos/as de CiU (que no habían votado la Ley por temas competenciales) eran especialmente sangrantes.

Parece que hay importantes problemas de coordinación entre las Administraciones que deben hacer su desarrollo, especialmente las más próximas a los ciudadanos/as que parece que no tienen todavía los protocolos a punto algunas, están desbordadas las otras y finalmente algunas de ellas que hacen un boicot encubierto o evidente.

Cuidado, pues, con esta situación que puede generar en la población un nuevo sentimiento de frustración que comporte un mayor rechazo hacia la administración pública en general, dando elementos a todos aquellos que son partidarios del mercado como única herramienta para resolver los problemas de los ciudadanos/as. Dentro de cuatro años, en las próximas elecciones debe funcionar sin ningún chirrido.

Hace falta, ahora, en los comienzos de la legislatura detenerse a ver qué cosas no van bien y corregirlas. Antes de avanzar en los terrenos de desarrollo que prevé la Ley, es mejor hacerlo con los pasos anteriores bien hechos y a partir de bases más sólidas que las que parece que se dan hoy. Si además, las administraciones que han de ejecutar la Ley pueden empezar a tener problemas (menos ingresos) derivados de la desaceleración del ciclo constructivo, deben tener tiempo y recursos (no sólo económicos) para replantear sus prioridades y explicarlas claramente ya que este tema es mucho más importante que algunas “collonades” que vemos en los medios que hacen algunos administraciones más propias de otros momentos más boyantes, o más propias de una falta de responsabilidad, o de una deriva ideológica bien marcada. Marcada hacia la derecha, evidentemente.

Mataró, 5 de abril.

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