21 abril, 2008

Paisaje después de la batalla.


"La acción militar es de importancia vital para un país: Constituye la base de la vida y la muerte, el camino de la supervivencia y de la aniquilación; por ello, es absolutamente indispensable examinarla."
Maestro SUN TZU.


Pasados ya unos días desde las últimas elecciones generales (9 de marzo) conviene detenerse a ver cómo ha quedado el paisaje después de la batalla y consiguientemente prever cúales deben ser los siguientes movimientos.

En política democrática las batallas siempre están en marcha, y con una cierta regularidad se producen los enfrentamientos decisivos: son los momentos electorales. Bien, decisivos para un determinado periodo de tiempo, puesto que no hay batallas que concluyan ninguna “guerra”, puesto que ésta en democracia siempre está abierta, con los mismos o con nuevos participantes. No se gana ni se aniquila a un enemigo sino que se vence, temporalmente, a un adversario.

Los socialistas hemos ganado la última batalla. Es cierto. Quedamos los primeros con más votos y más escaños parlamentarios que los otros contendientes y con más fuerza que la vez anterior, en el 2004. El planteamiento que se está haciendo de no manifestar preferencias de apoyos de nadie en concreto no está mal. Puede comportar una cierta debilidad pero al mismo tiempo habrá menos encorsetamiento y se podrán negociar mejor las contrapartidas concretas y puntuales.

Ahora bien. El adversario principal, el Partido Popular, está tocado -puesto que no ha ganado pese a los desesperados esfuerzos que hizo- pero no está hundido (¡Ni de lejos!). También ha aumentado el número de votos y de escaños y, incluso, ha reducido ligeramente la diferencia que tenía con nosotros.

Creo que el desarrollo del combate ha sido relativamente fácil para los ganadores, los socialistas. El planteamiento de los populares, más a base de contrapropuestas que llevaban a posiciones anteriores, que no de iniciativas y acciones nuevas nos ha permitido a los ganadores situarnos en una confortable posición defensiva sin tener que hacer salidas atrevidas a nuevos territorios programáticos.

Así no ha sido necesario explicar demasiados y dar respuestas complicadas a los problemas de fondo con los que nos enfrentamos como sociedad: situación económica en el contexto mundial; consecuencias de las nuevas estructuras sociales; resultados para la convivencia de la nueva demografía; necesidades derivadas de los retos de la sociedad del conocimiento; etc., etc., ...

El problema es que si los socialistas no hacemos propuestas adecuadas a los tiempos que vienen -y las explicamos con el gran esfuerzo que es necesario hacer por hacerlas comprender- pueden encontrarnos en el futuro que la renovación que puedan emprender los populares les coloque a ellos en ventaja en las próximas contiendas que vendrán. Claro que sus movimientos, como ya estamos viendo estos días, los pueden desestabilizar, tanto internamente como en sus base sociales, rompiendo la cohesión que han construido sobre referentes del pasado para mantener su resultado. Hay que tener presente que la diferencia no es muy grande, en absoluto es insalvable, muy localizada geográficamente y está asentada más sobre el miedo a la alternativa que sobre la confianza en el ganador por lo que habremos de hacer un gran esfuerzo para incrementarla, para no defraudar a los que nos votaron sino queremos ver como se nos gira la suerte de espaldas.

¿Qué hacer? Cavar trincheras y consolidar posiciones. No se puede pretender lanzarse a la conquista de nuevos espacios de toda clase sin asegurar unos cuántos temas que tenemos hoy pendientes: La intendencia, la defensa pasiva, los frentes Central y de Levante, algún baluarte de los derechos civiles, las relaciones exteriores, los peligros del cesarismo, la profundización de la propia estrategia,...

Resueltos estos temas pendientes o que se divisan complicados será entonces cuestión de volver a calar la bayoneta en los fusiles, salir de las trincheras y más fuertes y seguros adelantar hacia nuevas posiciones. Sino, el hundimiento de alguno de los flancos antes mencionados puede poner en peligro todas nuestras posiciones.

Mataró, 3 de abril.

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