25 mayo, 2008

Decepción. Montoro.

Primera comparecencia de la legislatura del Vicepresidente Solbes. Se trataba de explicar la situación económica y el recientemente ratificado Decreto-Ley de medidas económicas. Esto segundo ya no tenía sentido dado que se hizo el debate del mismo la semana pasada en el Pleno y por lo tanto era reiterativo. Si que tenía sentido una más larga exposición sobre la visión que tiene el Gobierno, y su responsable en este tema, de la situación económica.

Dos cosas nada desconocidas: El impacto de la crisis financiera internacional sobre la economía real que hay que seguir con atención, puesto que parece que es mayor y va más rápida de lo que se pensaba, y la inflexión al alza del precio del petróleo y de los alimentos. Nuestra apertura económica nos hace más vulnerables y hay que añadir la crisis del sector de la construcción residencial. Las consecuencias son las esperadas y previsibles, especialmente en materia de crecimiento del paro y de reducción del crecimiento.

Pero también hace falta volver a decir que estamos preparados para lo que nos viene, superávit y bajo endeudamiento públicos, a menos que haya un colapso mundial (si cae el cielo, todos estamos al debajo de él). Hay que continuar insistiendo en las políticas destinadas a buscar un patrón productivo de más valor añadido, de aquí la importancia de la I+D+i, y de la inversión en capital humano y en infraestructuras. Deberemos adaptar la Directiva europea de Servicios, y será muy importante puesto que este sector representa el 67% de nuestro PIB y tendremos que continuar mejorando la supervisión de la actividad financiera.

En resumen, no demasiadas cosas nuevas de las que se han venido haciendo y anunciando últimamente. Por si acaso el acento en que no se ayudará al sector de la construcción que debe volver por si mismo a la normalidad después de los tiempos de desmadre.

El debate que hicieron los grupos parlamentarios de esta explicación no aportó demasiados elementos interesantes. Encontré flojas las intervenciones de Sánchez (CiU) y Herrera (ICV) que se quedaron en aspectos puntuales, el cumplimiento de la revisión de la financiación autonómica y las inversiones en ferrocarriles, importantes sin duda, pero demasiados parciales para lo que se estaba debatiendo. Si que me gustó las maneras del nuevo portavoz d’ERC, Joan Ridao, aunque por comparación con sus predecesores no era demasiados difícil.

Para mí la intervención que hizo el portavoz popular, Cristóbal Montoro, representó una decepción. Él es catedrático, había sido Ministro de Hacienda en los Gobiernos de Aznar, ahora volvía a la Cámara después de ser eurodiputado estos últimos cuatro años, tenía buena prensa en los medios locales madrileños, y su primera intervención a la tribuna la semana pasada apuntaba otro tono respeto al que nos había acostumbrado Martínez Pujalte, por ejemplo. Pero centró su intervención, y lo repitió en la réplica, en que ahora la economía española en manos de los socialistas estaba igual que como la habían dejado en el 1996 cuando entraron ellos.

¡Sorprendente! ¡No han pasado cosas en la economía en estos doce años! Por citar algunas: la moneda única y la pérdida de la política monetaria, las políticas de estabilidad presupuestaría y el éxito que hemos tenido con gobiernos de ellos y nuestros, las variaciones de los precios a niveles mundiales que se están viendo estos días, la emergencia de los países BRIC’s con todo su potencial humano, el fenómeno de la inmigración y el incremento de la población activa española, la extensión de la sociedad de la información y las nuevas tecnologías,... ¡Todo esto no estaba en el año 1996!

Hablar de la economía española comparando los datos de ahora con los equivalentes de hace doce años no tiene ningún sentido. Los parámetros son completamente diferentes. Ni las causas de lo que pasa, ni las consecuencias son las mismas. Respecto a estas últimas podemos pensar que son parecida pero los mecanismos posibles y disponibles no tienen nada a ver con los que había entonces.

Supongo que es difícil plantear políticas económicas alternativas, especialmente si no se quieren enseñar las cartas de verdad (“decretazos” por ejemplo, o liberalizaciones y des regulaciones a todo trapo), pero es que no dijo ni propuso una medida nueva o diferente. Se quedó en la crítica que se puede hacer a la barra de un bar tomando una cerveza. Lástima, quizás eran las expectativas y a mí me decepcionó.

Mataró, 10 de mayo.

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Leído a la prensa:

“Obama ha tratado de explicar sus palabras recordando que las clases medias americanas, pauperizadas, tienen razones para sentirse amargas. Pero en política, frente al trueno mediático irracional, quien tiene que explicarse, pierde.”

Josep Borrell: “
Pero, ¿qué dijo Obama?”. El Siglo, 5-11-de mayo de 2008 .

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