
Para mantener los puentes abiertos. Habitualmente escribo en catalán (enlace a "Els temps i els dies" a la derecha).
25 febrero, 2006
22 febrero, 2006
La trepidante actualidad
Cuando todavía estás asimilando y reflexionando lo que te sugiere sobre tu trabajo y tu vida un tema de actualidad ya viene otro a reclamar tu atención.
Si el domingo pasado fue la imagen de la manifestación del sábado en Barcelona, cuando intentabas ordenar el impacto de los titulares de la prensa del día anterior sobre el País Vasco, el martes inviertes la mañana escuchando especialistas sobre el fenómeno de la deslocalización industrial, con la cabeza puesta en las primeras impresiones de la contra OPA de E.ON sobre Endesa y sus repercusiones en la política cotidiana y especialmente en las implicaciones económicas que pueda tener.
Y una escapada a la sede de la FEMP donde toma posesión el nuevo Presidente, aprovechando la ocasión para saludar por unos instantes algunos de mis viejos amigos con los compartí 12 años de actividad política.
Sin olvidar que mañana se cumplen ya 25 años del intento de golpe de Estado de Tejero.
(La foto: "¡¡Al suelo todo el mundo!!")
Ufff!
Madrid, 22 de febrero.
Francia

Soy francófilo. Seguramente por la formación que recibí a mis años escolares (el hermano Doroteo me subscribió al “Bayard” a finales del años cincuenta), por el ambiente que viví en mi casa (con parientes al otro de los Pirineos fruto de varias vicisitudes bélicas) y por la admiración que generaba para muchos el país vecino en la época de la dictadura franquista (entre otras cosas las idas a Ceret a ver cine).
Por esto cuánto hace pocos días tropezé, en la librería del Corte Inglés de la Puerta del Sol, con una pila del libro de Nicolas Baverez “Francia en declive” (Gota a gota Ediciones. M-2005) no pude resistir la tentación de comprarlo. El título que anunciaba el tema me atraía, pese a no conocer nada del autor. Después, por la red, he sabido de él y de este libro publicado en Francia en otoño del 2003. Pensador liberal, de derechas, hace una dura y amarga crítica a la situación de su país, en el marco de la construcción (o mejor, la no construcción) europea y de los cambios que se están produciendo al mundo.
“...el siglo XXI se inicia bajo la forma de la lucha entre la fuerza de integración de la economía y

“Para Europa, el período comprendido entre 1990 y 2010 se resume en dos décadas perdidas para el desarrollo y la construcción comunitaria.”
“Francia se ha convertido en el enfermo de Europa.”
“... un divorcio entre el país legal y el país real que alimenta las burbujas demagógicas de la vida política francesa, nutre las pasiones extremistas y explica las manifestaciones en forma de tumultos o los motines electorales repetitivos.”
“La reforma no está bloqueada por la demanda política,..., sino por la oferta política...”
Después he sabido que ya el 2004 la FAES (el think tank del PP) lo trajo a explicarse. No caigamos en tópicos Nuestra derecha también mira adelante. Pero lo que he encontrado más interesante es un pequeño debate con Jacques Attali, pensador y figura política de la izquierda, en l’Expansión. Creo que es un ejercicio poco frecuente en España en estos momentos. No el ejercicio en sí, sino el grado de complicidad que se establece entre ellos dos y el nivel de heterodoxia que manifiestan respeto a sus expresiones políticas.
Diu Attali: “... nous nous trouvons juste entre deux rives, au-dessus du vide, entre le marché mondial, dans lequel la nation disparaît, et la construction européenne, toujours pas aboutie”
Diu Bavarez:“...on ne peut pas reconstruire une puissance économique crédible dans l'univers du XXIe siècle à la seule échelle d'un pays comme la France.”
Madrid, 20 de febrero.
Dos reflexiones atrevidas(1) e interrelacionadas sobre el País Vasco
1. Acuerdo del Parlamento de Euskadi (sólo con los votos favorables de los grupos nacionalistas): “La paz tiene que hacerse sin vencedores ni vencidos”.
Declaraciones del Defensor del Pueblo (hermano de un asesinado por ETA) : “Al final tiene que haber vencedores y vencidos”.
Creo que habrá vencedores y vencidos. No es lo mismo la exigencia de lo que se quiere que pase (tendrá), de la constatación de lo que probablemente pasará (habrá).
El final de toda guerra comporta que unos ganen: aquellos que puedan en aquel momento mirar aligerados al futuro con esperanza, sean del bando que sean; y que otros pierdan: aquellos que vivirán abrumados por el pasado con dolor, también del bando que sean.
Los primeros se desembarazarán de la tensión que comporta la lucha (ofensiva o defensiva) y podrán hacer vida normal, y ganarán, y ganarán con ello. Los segundos no podrán sustraerse a los vacíos afectivos de todo tipo que habrán tenido y continuarán derrotados. Y el tiempo conllevará la superación de este nuevo equilibrio social por desaparición física de los protagonistas y por el desvanecimiento de los recuerdos y de la memoria.

2. Otra declaración. De víctimas de terrorismo: “La paz no puede hacerse pagando un precio”.
La paz es un valor social no un valor natural y por tanto como cualquier bien, producto de la actividad humana, tiene, o ha de tener, un precio. ¿Cuál? Aquel que los agentes sociales que la persigan estén dispuestos a pagar. Cada agente establecerá su curva de preferencia. Los demandantes de paz, qué precio están dispuestos a pagar por la cantidad que están dispuestos a obtener. Los oferentes de paz, qué precio quieren obtener y qué cantidad están dispuestos a dar. Y es preciso decirlo claro: No querer pagar nada (que es legítimo, es una opción posible) implica consecuentemente el nivel de paz (o correlativamente, el nivel de guerra) que se está dispuesto a obtener o mantener.
En la “guerra” terrorista también todos los agentes juegan con esta ecuación. En la búsqueda de la paz en esta guerra también actúa esta ecuación. Las apuestas de los actores se evalúan (por unos y los otros) y se adaptan continuamente. Son dinámicas. Los agentes que concurren a este mercado lo exploran continuamente.
Quién no va a la plaza no compra, pero tampoco vende.
Yo quiero que haya paz, pero solo soy un actor marginal.
Madrid, 21 de febrero.
11 febrero, 2006
La estrategia de la tensión. Dejà vu.*

10 febrero, 2006
El sueldo de los Diputados
Este es el Estut del PSC
Pepe Montilla lo ha dicho hoy en el Consell Nacional del PSC: Nuestras posiciones, nuestras enmiendas, nuestras líneas “rojas” se han acabado imponiendo.
Era lógico que nuestra posición, básica en Cataluña y en Madrid, seria la que determinaría si habría o no Nuevo Estatuto. Si los otros grupos que también lo querían, de CIU a ERC y a ICV, no estaban de acuerdo con los únicos que están aquí y allá, en “Barcelona”, dónde somos la primera fuerza, y en “Madrid”, dónde somos parte importante de la también primera fuerza, podían hacer dos cosas: abortar el proceso haciéndonos responsables, ciertamente, o aceptar la realidad y adaptarse al que puede ser. Es a decir, fijar su posición en función de la nuestra. No a la inversa, como alguien pensaba que podía (o, incluso, debía) ser.
Y para tomar una de las dos alternativas debían, supongo, escuchar a la gente del país. No a su gente (los afiliados, los más próximos), sino a la gente del país. Los de CiU, por historia y práctica política no les ha costado demasiado. Los de ICV por viejos (los viejos de ICV) también lo han visto claro. Ahora quedan los de ERC. Es la hora de la verdad para ellos. Si escuchan sólo sus Asambleas ya saben cuál será la respuesta: El rechazo. No querría encontrarme en la piel de sus dirigentes puesto que seguramente deben pensar cuánto les ata su asemblearismo. ¡Ah! no consiguieron cambiarlo. Ya quisieron, ya, pero no lo lograron. Deben leer la encuesta de hoy de La Vanguardia y pasar un mal momento.

¡¡Hosti, tu!! ¡¡Mira lo que pasa!!
Mataró, 5 de febrero.
08 febrero, 2006
Aqui se come cerdo

Quizás para ellos son unas normas raras y hasta extravagantes, del mismo modo que lo son para nosotros las suyas. Que no podemos pedirnos los unos a los otros que vivamos con las mismas reglas, porque las diversas sociedades han conformado unas culturas (entendidas como formas de vida y pautas de comportamientos) diferentes fruto de sus respectivas evoluciones. Y que nosotros como colectividad, en sus expresiones jurídico-administrativas (municipios, regiones, naciones, estados, uniones, etc.) , los respetamos, no tenemos ningún interés en ofenderlos, al contrario, no somos partidarios del choque de civilizaciones, pero pedimos reciprocidad.
Lluis Foix, en su “La Libreta” de ayer decía:
“Sería un grave error estratégico integrar a tantos millones de musulmanas que viven y trabajan en Europa aplicando las reglas de la libertad sin tener en cuenta sus creencias más profundas. El fondo del problema es que Europa funciona como si Dios no existiera y los musulmanas, también los que viven entre nosotros, viven como si Dios existiera. Este es el choque.”
Pero se deja una cosa que me hace no estar de acuerdo con él. Que los musulmanes que vienen a Europa (o a lo que se conoce como el mundo occidental) deben vivir según nuestras normas, teniendo en cuenta nuestras creencias, tal y como nosotros deberíamos hacer si nos fuéramos a vivir a su casa. Y el día de mañana, todos juntos, ciudadanos de pleno derecho de este espacio, construiremos las normas del futuro a partir de las de nuestro presente, no de las de nuestros pasados.
Mataró, 4 de febrero.