08 febrero, 2006

Aqui se come cerdo

(de la primera de El Pais, sacada de Le Monde)
Probablemente deberían ser los Gobiernos europeos los que deberían llamar a los embajadores de los países musulmanes a capítulo. Les deberían explicar que deberían transmitir a sus Gobiernos que deberían hacer saber a sus sociedades (por si no lo saben, o no quieren saberlo) que en nuestras sociedades hace tiempo que hemos separado la religión (que pertenece a la conciencia de cada uno) del derecho y consiguientemente de la ordenación social. Que ya sabemos, entendemos, y aceptamos que en la religión mahometana (o musulmana) esto no es así, o al menos eso creen ellos. Es su problema, si para ellos lo llega a ser, pero no debe ser el nuestro. Que en nuestras sociedades hay una cosa que se llama libertad de expresión y de pensamiento, que entre otras cosas quiere decir que lo que dicen, opinan y piensan unos solos son responsables ellos y no el conjunto de la sociedad dónde viven.

Quizás para ellos son unas normas raras y hasta extravagantes, del mismo modo que lo son para nosotros las suyas. Que no podemos pedirnos los unos a los otros que vivamos con las mismas reglas, porque las diversas sociedades han conformado unas culturas (entendidas como formas de vida y pautas de comportamientos) diferentes fruto de sus respectivas evoluciones. Y que nosotros como colectividad, en sus expresiones jurídico-administrativas (municipios, regiones, naciones, estados, uniones, etc.) , los respetamos, no tenemos ningún interés en ofenderlos, al contrario, no somos partidarios del choque de civilizaciones, pero pedimos reciprocidad.

Lluis Foix, en su “La Libreta” de ayer decía:
“Sería un grave error estratégico integrar a tantos millones de musulmanas que viven y trabajan en Europa aplicando las reglas de la libertad sin tener en cuenta sus creencias más profundas. El fondo del problema es que Europa funciona como si Dios no existiera y los musulmanas, también los que viven entre nosotros, viven como si Dios existiera. Este es el choque.”

Pero se deja una cosa que me hace no estar de acuerdo con él. Que los musulmanes que vienen a Europa (o a lo que se conoce como el mundo occidental) deben vivir según nuestras normas, teniendo en cuenta nuestras creencias, tal y como nosotros deberíamos hacer si nos fuéramos a vivir a su casa. Y el día de mañana, todos juntos, ciudadanos de pleno derecho de este espacio, construiremos las normas del futuro a partir de las de nuestro presente, no de las de nuestros pasados.

Mataró, 4 de febrero.

2 comentarios:

Carol Crisosto dijo...

Pues creo aun no aprendemos a humanizarnos nos cuesta aceptar que hay otro distinto todos somos seres ùnicos e irrepetibles con caracterìsticas tan profundamnente enraizadas desde nuestra formaciòn cultural que al transcurrir los siglos pareciera haberse inscrustado geneticamente.
Somos vulnerables tanto en Occidente com Oriente y provocadores por excelencia hoy vemos que pagan seres inocentes y los responsables sociales confundidos se limpian las manos pues muchos lideres enseñan a mirar el Oriente con recelo sin dilatar la vision para siquiera empatizar con ellos y descubrir esa religiosidad que nos parece cruel sin embargo estoy segura que el profeta no dice en el libro que nos matemos en nombre de Alah Estos extremos que se enfrentan deberiamos solucionarlos diplomaticamente en un dos por tres ; sabemos muy bien como son los fundamentalistas exacerbados defendiendo al supremo.
Saludos a tu existencia

Manuel Mas i Estela dijo...

Gracias, Carol. Y que nos podamos ver muchos años