Pepe Montilla lo ha dicho hoy en el Consell Nacional del PSC: Nuestras posiciones, nuestras enmiendas, nuestras líneas “rojas” se han acabado imponiendo.
Era lógico que nuestra posición, básica en Cataluña y en Madrid, seria la que determinaría si habría o no Nuevo Estatuto. Si los otros grupos que también lo querían, de CIU a ERC y a ICV, no estaban de acuerdo con los únicos que están aquí y allá, en “Barcelona”, dónde somos la primera fuerza, y en “Madrid”, dónde somos parte importante de la también primera fuerza, podían hacer dos cosas: abortar el proceso haciéndonos responsables, ciertamente, o aceptar la realidad y adaptarse al que puede ser. Es a decir, fijar su posición en función de la nuestra. No a la inversa, como alguien pensaba que podía (o, incluso, debía) ser.
Y para tomar una de las dos alternativas debían, supongo, escuchar a la gente del país. No a su gente (los afiliados, los más próximos), sino a la gente del país. Los de CiU, por historia y práctica política no les ha costado demasiado. Los de ICV por viejos (los viejos de ICV) también lo han visto claro. Ahora quedan los de ERC. Es la hora de la verdad para ellos. Si escuchan sólo sus Asambleas ya saben cuál será la respuesta: El rechazo. No querría encontrarme en la piel de sus dirigentes puesto que seguramente deben pensar cuánto les ata su asemblearismo. ¡Ah! no consiguieron cambiarlo. Ya quisieron, ya, pero no lo lograron. Deben leer la encuesta de hoy de La Vanguardia y pasar un mal momento.
¡¡Hosti, tu!! ¡¡Mira lo que pasa!!
Mataró, 5 de febrero.
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