Ya hacía días que iba detrás de ello. Siempre se ha hablado de las diferencias en la distribución comercial, especialmente en alimentación, entre Madrid y Cataluña. Fuerza de la estructura del comercio tradicional, contra abandono y desinterés. Era preciso verlo directamente.
Gracias a la predisposición y contactos del Director General de Comercio del Ministerio de Industria Turismo y Comercio, Ignacio Cruz Roche, el pasado miércoles por la mañana giré una visita por algunos mercados municipales de la Villa de Madrid. Pocos, por hacerme una idea precisa. Sólo tres de los más de 45 que hay. Pero suficiente por hacerme una primera impresión.
Las características sociales del entorno dónde están situados estos equipamientos los condiciona de forma obvia. No puede haber una oferta de espaldas a la demanda, y más en un mercado tan específico como este. Por lo tanto, el mercado de Las Maravillas, en Tetuán, barriada obrera y hoy muy marcada por la nueva inmigración, tiene una oferta de volumen y nivel diferente del mercado de La Paz, en el barrio de Salamanca situado en un del calles más exclusivas (en trama urbana, no en disperso) de la capital, o el de Chamartín, situado en el barrio de su mismo nombre, en una zona de clase media alta.
Estuvimos acompañados en las visitas por el Presidente de la COCAM (Federación de Comercio Agrupado, Mercados y Galerías de la Comunidad Autónoma de Madrid) Javier Ollero, y la directora de la entidad, que nos fueron explicando características, problemáticas, historia y anhelos, al tiempo que íbamos viendo las paradas de los mercados visitados. (Su web está en construcción, hecho que impide un conocimiento más completo). No había paradas cerradas; generalmente eran de tamaño holgado, por agrupación de las iniciales; oferta adecuada a la demanda: productos de diversa procedencia, precios y ofertas en uno; “delicatessen”, presentación y servicios en los otros; una frutería con 25 trabajadores (¡En mercado municipal!), y carne japonesa de última generación a 150 euros el Kg. ¡Ah!, un restaurante de “batalla”, pero arreglado, que sirve más de 600 cubiertos cada día; y servicios complementarios, como costura, plancha,...
Por lo que me explicaron, el Ayuntamiento ya hace mucho años, desde los ’70, abandonó apostar por este formato de distribución comercial que si se ha mantenido y renovado a sido por la voluntad de los comerciantes. Al tiempo, además, su queja es que en el nuevo urbanismo “desarrollista” que hay en la conurbación madrileña tampoco se apuesta por esta formula, dejándolo todo en manos de las grandes superficies.
Lástima que no tengo lo suficiente elementos de comparación tanto de distintas zonas geográficas como de ofertas diferenciadas de formatos para valorar correctamente lo que vi.
Madrid, 27 d’abril.
Gracias a la predisposición y contactos del Director General de Comercio del Ministerio de Industria Turismo y Comercio, Ignacio Cruz Roche, el pasado miércoles por la mañana giré una visita por algunos mercados municipales de la Villa de Madrid. Pocos, por hacerme una idea precisa. Sólo tres de los más de 45 que hay. Pero suficiente por hacerme una primera impresión.
Las características sociales del entorno dónde están situados estos equipamientos los condiciona de forma obvia. No puede haber una oferta de espaldas a la demanda, y más en un mercado tan específico como este. Por lo tanto, el mercado de Las Maravillas, en Tetuán, barriada obrera y hoy muy marcada por la nueva inmigración, tiene una oferta de volumen y nivel diferente del mercado de La Paz, en el barrio de Salamanca situado en un del calles más exclusivas (en trama urbana, no en disperso) de la capital, o el de Chamartín, situado en el barrio de su mismo nombre, en una zona de clase media alta.
Estuvimos acompañados en las visitas por el Presidente de la COCAM (Federación de Comercio Agrupado, Mercados y Galerías de la Comunidad Autónoma de Madrid) Javier Ollero, y la directora de la entidad, que nos fueron explicando características, problemáticas, historia y anhelos, al tiempo que íbamos viendo las paradas de los mercados visitados. (Su web está en construcción, hecho que impide un conocimiento más completo). No había paradas cerradas; generalmente eran de tamaño holgado, por agrupación de las iniciales; oferta adecuada a la demanda: productos de diversa procedencia, precios y ofertas en uno; “delicatessen”, presentación y servicios en los otros; una frutería con 25 trabajadores (¡En mercado municipal!), y carne japonesa de última generación a 150 euros el Kg. ¡Ah!, un restaurante de “batalla”, pero arreglado, que sirve más de 600 cubiertos cada día; y servicios complementarios, como costura, plancha,...
Por lo que me explicaron, el Ayuntamiento ya hace mucho años, desde los ’70, abandonó apostar por este formato de distribución comercial que si se ha mantenido y renovado a sido por la voluntad de los comerciantes. Al tiempo, además, su queja es que en el nuevo urbanismo “desarrollista” que hay en la conurbación madrileña tampoco se apuesta por esta formula, dejándolo todo en manos de las grandes superficies.
Lástima que no tengo lo suficiente elementos de comparación tanto de distintas zonas geográficas como de ofertas diferenciadas de formatos para valorar correctamente lo que vi.
Madrid, 27 d’abril.
1 comentario:
http://www.albertoconcejal.com/mercadosdemadrid.htm
página web de meecados municipales de madrid,
espero que les guste,
Alberto
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